La llegada del señor Ricardo Gaviria a la presidencia de Cerro Matoso S.A. se produjo en el marco de su compromiso con la reducción de los costos de producción en un 50%, para lo cual la convención colectiva del trabajo se convirtió en el trofeo más perseguido pues, según ellos, representa el 25% de los costos de la empresa. Todo esto a la vieja usanza de los neoliberales del mundo entero que socializan los costos privatizando las ganancias.
Entre las exigencias hechas por el señor Gaviria a la multinacional Australiana SOUTH32 para ‘garantizar’ el éxito de su labor está la de destinar una importante suma del presupuesto de la empresa para sufragar el pago de honorarios, lo cual se hizo efectivo en 2014 y 2015 donde se destinaron aproximadamente 13.450 millones de pesos por año para tal fin.
Con semejante fortuna, el señor Gaviria se dedicó a buscar la asesoría de un importante bufete de abogados, búsqueda en la que terminó contratando a la firma POSSE HERRERA RUIZ, reconocida por los grandes personajes que la integran, algunos de los cuales tienen en común haber trabajado en el sector público y haber salido de él a hacer lobby a favor del sector privado en todas las entidades del Estado.
Hecho esto, el señor Gaviria toma la decisión de iniciar sus anunciados recortes en los costos laborales, con la concreción de una verdadera masacre laboral tanto en la nómina directiva como en la convencional durante los años 2014 y 2015, actuando siempre bajo la ‘protección’ judicial que le garantizaba el bufete contratado y la conciencia de que en este País la justicia es para los de ruana y los procesos judiciales se pueden ganar con dinero y sin argumentos.
A raíz de la masacre laboral perpetrada, se presentaron a finales del año 2014 y mediados del año 2015 aproximadamente 200 demandas contra Cerro Matoso S.A. para hacer frente a lo cual el señor Gaviria, por intermedio del abogado y Superintendente de Relacionales Laborales Honorio Castañeda Crespo, decide contratar al señor Moisés Arteaga Espinoza para que asuma la defensa de la compañía.
La ausencia de formación especializada en Derecho Laboral y seguridad social en el señor Arteaga, quien es abogado especializado en derecho médico, permite suponer que su contratación se realiza por los méritos que le da haber sido durante tres años secretario del Juez del Circuito Judicial de Montelíbano, juez de cierre en primera instancia. La empresa terminó ganando la mayoría de los 200 procesos que cursaban en su contra y el lobby del señor Arteaga como artífice de tales victorias judiciales se convierte en algo más que una duda razonable.
Hoy, Ricardo Gaviria es reconocido por la multinacional Australiana SOUTH32 como todo un héroe que logró reducir los costos de producción en más del 50%, pasando de producir una libra de ferroníquel en 4,50 dólares a producirla hoy por sólo 2,80 dólares, todo esto a costa del bienestar y la salud de los trabajadores cuyas 800 familias (aproximadamente) han sido víctimas de la vil y espantosa aplicación de la política laboral del neoliberalismo.
Ricardo Gaviria y Honorio Castañeda son el tipo perfecto de aquellos que han conseguido separar su suerte de la suerte de la Nación y de los trabajadores de la empresa Cerro Matoso S.A. – SOUTH32, y cuyas riquezas personales corren inversamente proporcionales al bienestar de los trabajadores y el pueblo colombiano. La reducción de costos operada por el Señor Gaviria se da con los costos de energía y gas mantenidos en alto y con tendencia a crecer más, con la ya anotada afectación de más de 800 familias trabajadoras y con el aumento de sus patrimonios personales pues él mismo ha recibido en los últimos años alrededor de 4000 millones de pesos como pago de la multinacional Australiana SOUTH32 por su ayuda en la expoliación de nuestros recursos naturales y el señor Castañeda ha podido construir en su nativa Ciénaga, departamento del Magdalena, un hotel avaluado en más de 3000 millones de pesos, todo esto mientras siguen intentando acabar con el patrimonio y atractivo más importante de los trabajadores, nuestra Convención Colectiva de Trabajo.
Los trabajadores no podemos hacerle el juego a la Empresa Cerro Matoso S.A. multinacional Australiana SOUTH32 y a sus correveidiles como el señor Gaviria, pues su práctica histórica implica que su bonanza es nuestra miseria. Nos corresponde unirnos hoy más que nunca en torno a nuestra organización sindical para seguir librando las batallas necesarias en la defensa de nuestra convención colectiva de trabajo y nuestros derechos laborales y contra la expoliación de los recursos naturales de nuestra patria.
Mi escrito quincenal
EDER ANTONIO BLANCO BOHORQUEZ
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