Tomado de:  lasillavacia.com

Aunque aún falta mucha agua por correr bajo el puente de aquí a las elecciones legislativas y presidenciales de 2018, quien por ahora pinta como el gran beneficiado político en Córdoba del golpe de la justicia contra los poderosos senadores de La U conocidos como “los ñoños” es el aspirante presidencial Germán Vargas Lleras y su partido Cambio Radical.

El asunto no es menor teniendo en cuenta que Córdoba no sólo puso el 18 por ciento de los votos (poco más de 376 mil) del Caribe que en 2014 definieron la victoria del presidente Juan Manuel Santos, sino porque se trata del único departamento de esta clave región en el que el vargasllerismo no tenía muchas posibilidades de llevar a cabo la colonización costeña que se propuso en las regionales de 2015, precisamente por el gran poderío ahí de los ñoños que han sido sus opositores.

Como el país político conoce, Bernardo ‘el Ñoño’ Elías y Musa Besaile, los ñoños, se convirtieron en fenómenos electorales en las legislativas de hace tres años y hoy ostentan el título de los congresistas más votados de la coalición del Gobierno.

Contra ellos actuó la Fiscalía que lidera Néstor Humberto Martínez que, tras reunir testimonios y pruebas, le pidió a la Corte Suprema, la juez de los congresistas, abrirles sendas investigaciones: al Ñoño, por supuestamente haber recibido parte de la coima que pagó la corrupta brasilera Odebrecht para ganarse la adición de la carretera Ocaña-Gamarra en Colombia, y a Musa, por presuntamente haber comprado magistrados para que no se le movieran sus procesos en ese alto tribunal.

Dado que el fiscal Martínez es de Cambio Radical y cercano a Vargas Lleras, en los corrillos de Córdoba muchos creen que detrás de esas decisiones hay una movida política e incluso hablan del ‘factor Fiscalía’ en las elecciones, aunque la misma Corte dijo ya que las evidencias contra Elías son fuertes.

El Ñoño fue capturado el pasado 10 de agosto y ayer, después de oírlo en indagatoria, el alto tribunal decidió mantenerlo detenido en La Picota durante todo el proceso por considerar que “existen las pruebas suficientes” de que cometió los delitos de concierto para delinquir agravado por el lavado de activos, cohecho propio y tráfico de influencias de servidor público, y para salvaguardar esas pruebas.

Musa está libre, pero quedó expuesto, desprestigiado, con investigaciones en la Corte y la Procuraduría y bajo la expectativa de correr la misma suerte que su colega y coterráneo.

Los líos de ambos ponen a temblar sus respectivos proyectos políticos con miras a 2018, aunque no los acaban, pues se trata de estructuras cimentadas en relaciones clientelistas, de favores y hasta de amistad bastante sólidas y de años, que son heredables.

De hecho, los amigos del Ñoño Elías le han hecho misas estos días y dos líderes de su grupo la Ñoñomanía con los que hablamos nos dijeron por aparte que están “más firmes que nunca” y dispuestos a votar por el candidato que diga el Senador (un rumor sin confirmar señala que el heredero del Ñoño en el Congreso podría ser su hermano menor, Julio Alberto Elías).

Por su parte, Musa Besaile quien ya anunció que no repetirá Senado- estaría pensando en intentar heredarle la curul a su hermano Jhonny Besaile, quien hace unos años aspiró a la Alcaldía del pueblo de los ñoños, Sahagún, y también sonó como precandidato a la Gobernación en 2015 (con el apoyo del Ñoño, para esas elecciones Musa finalmente decidió jugar con su otro hermano, Edwin, actual gobernador de Córdoba). Así nos lo contó una persona que conoce por dentro su movimiento.

A los dos les quedan alcaldías, diputados, concejales y poder en la Gobernación para apostar en elecciones estando incluso tras las rejas, como de manera censurable lo han hecho y lo siguen haciendo muchos políticos sub júdice o condenados que ponen sus cartas en cuerpo ajeno.

Sin embargo, el temblor por cuenta de sus escándalos muy posiblemente sí los va a terminar minando en términos de cantidad de votos.

El descrédito mediático (sobre todo a nivel de la gran prensa nacional) hará, por ejemplo, que ningún candidato presidencial vaya a aceptar tenerlos de frente en su campaña, lo que eventualmente les podría restar fuerza a sus candidatos al Congreso.

Además, como el Gobierno Santos les ha ido quitando cuotas nacionales  y ya no tienen mermelada, a pesar de sus sólidas maquinarias no contarán con el mismo músculo económico que los catapultó en 2014.

“Si las condiciones siguen siendo las actuales, los dos van a sacar sus senados, pero las votaciones se les van a bajar. Es el cálculo”, anticipa un congresista cordobés que se postulará en 2018 y prefirió que se omitiera su nombre.

Es ahí en donde entra Vargas Lleras.