Por Marta Sáenz Correa

 

 Asistí al lanzamiento de Un río de libros, II Feria de la Lectura de Montería, que se hará del 18 al 22 de octubre en el Centro Comercial Buenavista, evento que organiza la Oficina de Gestión Social de la Alcaldía.

En el lanzamiento estuvo la poeta Piedad Bonnett, quien conversó sobre sus libros con mi amigo el periodista Carlos Marín Calderín. Fue un diálogo ameno en el que ella, reconocida escritora de talla mundial, habló de los temas que la tocan como ser humano, y de su libro testimonial Lo que no tiene nombre, obra que trata el suicidio de su hijo, Daniel Segura Bonnett.

Vi a una Piedad fortalecida a pesar de haber vivido una tragedia de ese calibre, a una madre haciéndose muchas preguntas, pero consciente de que no puede quedarse en el dolor. De hecho, la misma escritura de Lo que no tiene nombre es en sí un acto de catarsis. Para ella todos los aplausos y gracias por contarnos su historia.

Cuando fui gobernadora conocí la dinámica de la distribución de los recursos y lo difícil que es asignarlos para la cultura, que casi siempre ha sido la ‘Cenicienta’. Pero también sé que cuando hay voluntad y buena actitud, se logran óptimos resultados. Por eso le agradezco a nuestro alcalde Marcos Daniel Pineda y a la gestora social, Natalia Ariza, por esta iniciativa y por el esfuerzo tan grande para darle a Montería una feria del libro, a la que vendrán editoriales de Colombia y el mundo, algo impensable hasta hace unos años.

Vi la programación académica de Un río de libros y me causó una gran satisfacción que la organización traiga a Montería al escritor Jorge Franco, al caricaturista Matador, a la historiadora Diana Uribe, a Adolfo Pacheco, al investigador Alberto Abello y al artista argentino Piero, además de darle participación a los autores y periodistas de la tierra como José Luis Garcés, Antonio Mora Vélez, al artista Cristo Hoyos, a Félix Manzur Jattin, a Álvaro Bustos González, a Antonio Sánchez Jr., a Rahomir Benítez, a Ginna Morelo, a Soad Louis Lakah y a Víctor Negrete, entre tantos otros.

Un río de libros nació siendo una feria grande. Ahora el reto es mantenerla más allá del alcalde de turno, porque este ya es un evento de ciudad. Nos la merecíamos, Montería se la merecía, y más con este nivel. En semejante escogencia, un acierto rotundo, se ve la mano de la gestora Natalia Ariza y de mi amigo Carlos Marín. Dan más ganas de seguir viviendo en Montería con estos eventos que nadie debería perderse porque fortalecen la educación y el espíritu. Felicitaciones a todo el equipo de la feria.

Destacado: Muy bueno sería que los rectores de colegios públicos y privados les permitan a los estudiantes asistir a los conversatorios de Un río de libros.