Por: MIGUEL EDUARDO GONZALEZ SANCHEZ
Twitter: MigueGonzalez28
No es descabellado señalar que el congreso de la república, encargado de hacer las leyes, lejos está de parecerse al emperador Justiniano I, ese que de manera magistral dio paso a la creación de las leyes que regulan el derecho penal, público y administrativo, que además inspiró a los legisladores del mundo a dar un orden y una estructura a toda la composición normativas que rodea los estados, sin embargo, más allá de eso, aquí lo realmente importante es precisar, que nuevamente nuestros legisladores no están a la altura de los grandes debates que surgen como consecuencia de las situaciones que se presentan en el país.
Eficaz no es sinónimo de efectivo, y eso fue lo que paso en los últimos días de diciembre. Nuestros Legisladores, no todos, ansiados de protagonismo pero alejados de la realidad palpable que rodeaba el tan anhelado acuerdo de Paz, dieron paso directo a la aprobación de la ley de amnistía e indulto, olvidando que ellos, encargados de darle garantías a las víctimas del conflicto, entre estas, los menores en las filas de las FARC, debían determinar que todos los acuerdos pactados se fueran cumpliendo a cabalidad, por lo tanto, actualmente no estaríamos en la encrucijada que tiene en riesgo la implementación de lo convenido.
¿Tienen verdaderamente las FARC tan solo 23 menores en sus filas?
En lo que a mi concierne, desde el mismo momento en que inicio el proceso de paz, supe que este sería un momento histórico para las nuevas generaciones, que deberíamos contribuir de manera enérgica y positiva en pro del proceso, al final esta sería la única herencia que nos quedaría a quienes viviremos las próximas décadas en el país, no obstante, también sabía que no simplemente debía hablarse de refrendación, era necesario que esta se acompañe de condiciones que permitan una paz «estable y duradera». Es claro entonces, que si las FARC no dejaban en libertad (al menos en el papel) a los menores de sus filas, el proceso se volvería inviable, o se limitaría en un alto porcentaje su aprobación. Pero como en macondo todo se hace al contrario, el congreso en su afán de figurar, decidió aprobar lo presentado por el gobierno y las FARC, sin tomarse el tiempo necesario para investigar qué había sucedido con los más de 2.000 menores reclutados a lo largo del conflicto, y que por cierto son los que figuran en la base de datos del ICBF.
Ahora, en un nuevo año, ese mismo congreso que a finales de diciembre se reunió con bombos y platillos en pro del proceso, hoy en un saludo a la bandera, amenaza con frenar el fast – track hasta no ser retirados de las FARC a los menores que aún siguen en sus filas. En este caso, la pregunta es: ¿Por qué no se hizo antes? la respuesta es clara, la falta de previsión, planificación y autonomía del congreso es lo que genera estos chascos que luego tienen que ser subsanados con pronunciamientos que no tendrían por que estar siendo dados, si hubieran limitado el proceso a la entrega de los menores por parte de las FARC a los organismos de control.
Finalmente es importante aclarar que criticar constructivamente el acuerdo, lejos está de ser sinónimo de no querer la Paz. Empero los sapos que quieren que nos traguemos no van a permitirse, contrario a eso, y como ciudadano que quiere fervientemente la paz, exijo como condición a la continuación de la implementación de los acuerdos y por supuesto la libertad inmediata de los menores que constituyen un alto porcentaje de la estructura militante de las FARC.