Es paradójico, pero en Montería, la llamada capital ganadera de Colombia, se está consumiendo una de las carnes de res más caras del país. Y eso que se está en época de pandemia, donde debería haber solidaridad del gremio ganadero, con las clases más pobres de la ciudad para que consuman este producto.

Un informe de la Asociación Departamental de Consumidores expresa que en Montería cuesta una libra de carne, en los supermercados, hasta 18 mil pesos, la más barata se consigue en 12 mil pesos en los expendios de barrios, (pero según amas de casa, es un producto de segunda clase).

Reporta el presidente de la mencionada asociación, Joaquín Soto Guzmán, que sectores de la comercialización de este alimento, aducen que el aumento abismal de los precios, obedece a la escasez de ganado en pie, las exportaciones y el verano ya superado.

En ese contexto, propone alternativas para disminuir los precios de la carne en el departamento. Por ejemplo: se debe rebajar el valor del impuesto de degüello, el cual es uno de los más caros del país; como también coordinar con los frigoríficos con el fin de establecer campañas para que este producto llegue a los barrios más vulnerables.

También sugiere que el gobierno departamental, convoque a los diversos sectores que confluyen en la línea de esta producción, para establecer alternativas que mitiguen esta grave problemática, tal como se ha venido haciendo a nivel nacional con otros sectores de la economía por efectos del Covid-19.

Asimismo, un reporte entregado de la zona del San Jorge precisa que la libra de carne de res la compran a 12 mil pesos; igual precio tiene en el Bajo Sinú; en la subregión del Alto Sinú es donde está más barata, la venden a diez mil pesos.

Pero en Planeta Rica existe un caso atípico, una empresa de lácteos que distribuye carne de tipo exportación vende la libra a 20 mil pesos. Ese producto viene de Santa Rosa de Osos, departamento de Antioquia.

Otros productos en los que se observan alzas en los precios en Córdoba, es la carne de cerdo, pollo y canastas de huevos, entre otros. Sin embargo, no hay ninguna autoridad que controle esas situaciones que a la postre afectan a las clases más necesitadas.