Por Domingo Cogollo Narváez
En el corregimiento Saiza, municipio de Tierralta, ocurrió otra de las tantas masacres cometidas por grupos paramilitares en el departamento, de la cualpoco se habla. Sucedió el 14 de julio de 1999, un miércoles por la tarde cuando se vivía tensa calma en poblaciones del extremo sur de Córdoba.
Esa vez, un grupo de 60 hombres de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), llegó a la población desde las 4:30 de la tarde. En el lugar fueron preguntando a los habitantes sobre la presencia de la guerrilla, días antes, en el sector.
En efecto, hacía unos 15 días, integrantes del frente 18 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), habían estado en la población comprando alimentos para sostener la tropa.
Eso ocasionó que los paramilitares llegarán al perímetro urbano de Saiza para corroborar la veracidad de tales hechos, y también establecer si había posibles colaboradores de la subversión en la zona.
Como resultado de las acciones de los ‘paras’, fueron asesinadas ocho personas. Aunque después se fueron conociendo otros nombres de miembros de la comunidad que fueron ultimados, para un total de 13 muertos.
Además de quitarle la vida a las personas, el grupo lesmetió fuego a las tiendas de la localidad, quemó varias viviendas y derribó la torre de Telecom. La población quedó incomunicada por completo.
Esa vez resultaron heridos los indígenas Rubén Darío Mosquera Pernía de 33 años y el niño de 14 años, Moisés Domicó Bailarín, los cuales fueron trasladados al hospital San José de Tierralta.
Mosquera Pernía fue entrevistado ese día por periodistas de Montería en el centro asistencial. Los reporteros cubrían la visita del defensor José Fernando Castro Caycedo, que se reunía con indígenas Embera Katío.
La persona herida, junto con el menor, fue remitido más tarde, en una ambulancia al hospital San Jerónimo de Montería. Pero cuando se movilizaban por el kilómetro 20 de la vía, fueron interceptados por un grupo armado, llevándose al hombre de 33 años.
El cuerpo sin vida de Mosquera Pernía, fue encontrado después, con diferentes disparos de armas de fuego,en una zona rural del municipio de Tierralta, cerca a lo que luego se llamo zona de concentración de Santa Fe Ralito.
Previo a los hechos, el obispo de la Diócesis de Montelíbano, monseñor Julio César Vidal Ortiz, había advertido que Saiza estaba en la mira de los grupos armados ilegales y por lo tanto pedía protección a las autoridades para la ciudadanía. Pero nadie le hizo caso.
Saiza es uno de los corregimientos más olvidados de Córdoba. Para llegar allá, desde este departamento, hay que hacerlo por vía aérea o fluvial. Pero eso sí, tiene un buen carreteable, que lo comunica con el municipio de Carepa, Antioquia, con el cual mantienetoda la relación comercial.
La masacre de Saiza, se sumó a otras ocurridas en Córdoba por esos tiempos: la de los corregimientos Volador, (Tierralta), el primero de marzo de 1988; Mejor Esquina, (Buenavista), el 3 de abril del mismo año y El Tomate, (Canalete), el 30 de agosto de eseaño fatídico para esta región.
Las masacres cometidas en Córdoba, bien sea por la guerrilla o los grupos paramilitares, han quedado en la total impunidad. Pero la de Saiza tiene otro agravante: un cuarto de siglo después, es una matanza que ha caído en el olvido y en el silencio. Casi nadie recuerdaese horrible hecho.