Uno no entiende como el presidente pretende construir una isla de paz en medio de un mar de guerra.

los vientos de la paz no pueden circular solo por algunas zonas del país, los mismos deben cubrir a toda la geografía colombiana.

Por: Oswaldo Marchena Mendoza.

En twitter, @marchenojob

El Presidente Juan Manuel Santos irrumpió afanado al auditorio de la Policía Metropolitana, donde los periodistas esperábamos anuncios de medidas por parte del primer mandatario de los colombianos para contrarrestar la arremetida del paro armado. El Presidente dijo de entrada que no habrá trato político para la citada organización y trató de bajarle el volumen a la crisis de miedo que durante dos días atrapó a los habitantes de Córdoba y del Urabá.

A mí me quedó la sensación que más que atender una crisis, el presidente vino a exponer un balance, según él, de los éxitos alcanzados en la lucha contra el Clan Úsuga, y mientras leía su discurso rodeado de los principales comandantes de la fuerza pública, afuera a pocas cuadras de la sede de la Policía Metropolitana, todo el comercio permanecía cerrado y La población atemorizada, secuestrada en sus casas por el miedo.

Juan Manuel Santos insistió en minimizar las acciones del paro, 44 acciones en Antioquia, 7 en Choco, y tres en Córdoba, dijo. “La Fuerza Pública ha venido actuando desde mucho tiempo contra esa organización, el Clan Úsuga es un objetivo de alto valor para la Fuerza Pública colombiana y para el gobierno nacional, hemos capturado hasta la fecha 789 personas, 151 operaciones, 125 millones de dólares le hemos incautado en los últimos tres meses y 56 de sus miembros capturados en el día de hoy”, subrayó.

Piden tratamiento político.

El presidente reveló que, desde hace tiempo, el Clan Úsuga viene solicitando un tratamiento político, “he recibido varios mensajes y el gobierno por otros mecanismos, donde dicen que son una organización con dominio territorial, con unidad de mando, con operaciones militares continuas a lo largo del tiempo, argumentos estos que utilizan los organismos internacionales para darles cierto tratamiento político a algún tipo de organización”, señaló el presidente.

Juan Manuel Santos, reiteró que los Úsuga no recibirán un tratamiento político y les mostró el camino del sometimiento a la justicia, a la Fiscalía General de la Nación, porque, la fuerza pública, dijo, los va a combatir, hasta el último miembro de esa organización. “El ejército, la fuerza área, y policía ha tenido enemigos mucho más peligrosos y los ha eliminado a todos”, recordó el mandatario.

¿Por qué cerrar las puertas a una negociación?

El caballo de batalla de los detractores del actual proceso de paz con las Farc, es que se está negociando con una organización terrorista, y para salir adelante con los diálogos, Santos con la ayuda de otros países, le dio status político a la guerrilla de las Farc, y acaba de iniciar negociaciones con el ELN, movimiento no especializado en ponerle velas a la virgen, sino en hacer pedazos el oleoducto, y que acaba de cobrar 4 mil millones de pesos por la liberación de un ganadero; pero todo es bienvenido a nombre de la paz.

Uno no entiende como el presidente pretende construir una isla de paz en medio de un mar de guerra, de manera que si después de la firma de los acuerdos en la Habana, actores violentos siguen copando espacios en la geografía colombiana, será imposible alcanzar la paz que tanto anhelamos los colombianos.

Dice el presidente que la fuerza pública ha tenido enemigos más peligrosos y que los ha eliminado, se le olvida decir que muchos de esos enemigos los ha sentado en un proceso de reconciliación o en medio de una negociación. ¿Por qué cerrarle las puertas a una eventual negociación con el Clan Úsuga, o Autodefensas Gaitanistas?, ¿Acaso no es un buen mensaje que ese grupo esté hablando de una posible desmovilización?

Aunque estallen bombas de odio, y se eleve el grito de los moralistas, el presidente de la paz, por lo menos debe abrir el debate, buscar una salida jurídica a una posible negociación con este grupo armado; igual ya poco o nada le deben importar las críticas, él se está jugando sus restos políticos por la paz de Colombia y los vientos de la paz no pueden circular solo por algunas zonas del país, los mismos deben cubrir a toda la geografía colombiana.

Los dos grupos que hoy negocian con el gobierno nacional han sembrado desolación y muerte en los campos colombianos, se han alimentado del narcotráfico, pero el presidente ha dicho que uno no hace la paz con los amigos, y hace bien en seguir dialogando a pesar de las fuertes críticas que dispara el Centro Democrático, porque alcanzar la paz tiene su precio y vale la pena, pero no debería Juan Manuel Santos tirarle la puerta en la cara a una posible negociación con cualquier otro grupo armado, es pertinente abrir el debate.