IMG-20160713-WA0015Amigos de Cartagena, Medellín, Bogotá y Cali, que compartieron con nosotros en algún momento de nuestras vidas labores periodísticas y de locución, nos llaman permanentemente cada cierto tiempo para indagar, ¿qué pasa en Macondo? Con mucha vergüenza tratamos de mimetizar las situaciones, pero nuestra intención se estrella contra la verdad ya conocida a nivel nacional.

Córdoba se ha convertido en el nuevo Macondo, pero no por la creatividad y genialidad de un García Márquez, sino por el accionar de quienes se han convertido en una amenaza, más peligrosa que los grupos armados ilegales: “Los carteles de la corrupción”, que han hecho de su actividad ilícita una profesión, algo cotidiano que parece no conmueve, ni concita una respuesta certera y positiva de nuestras autoridades competentes.

Obras inconclusas, los carteles de las Trooper, asilo de ancianos, el puente de Valencia, Juegos Nacionales, el cartel de la educación, el cartel de los alimentos de los niños, el estadio de béisbol de Lorica, que fue entregado por decreto y no por acta (algo para la columna “aunque usted no lo crea”) el cartel que acabó con el deporte de Córdoba, el cartel de las llantas de la CVS en el río Sinú, el cartel de los escenarios deportivos, el cartel de la salud, el cartel de la hemofilia, el cartel de los carneros, el cartel de las cirugías, el cartel de las regalías (con muerto y todo como dice Jhonny Pacheco), entre otras.

Todo un pedigre como diría mi amigo el veterinario.

Mucha gente se pregunta: ¿qué hacen nuestras autoridades?

La Fiscalía, solo presenta shows mediáticos, estilo película policiaca, mucho tilín y nada de paletas, sin ningún tipo de resultados. Mandando a todo el mundo para su casa o en libertad sin ninguna restricción porque “no representan peligro para la sociedad”, muy a pesar de que tengan la pistola en una mano, y la otra ensangrentada con los bolsillos llenos de dineros públicos.

Nuestra justicia cojea y nunca llega.

La Procuraduría ¿Por dónde andará? Solo se conocen las intervenciones politiqueras del señor Procurador, más interesado en su campaña política rumbo a la Presidencia de la Republica y a cogobernar, que a investigar todo lo que sucede en este país. ¿Cuántas personas integrantes de estos carteles han sido condenadas? Ninguna.

Las Contralorías: Son campeonas mundiales en “falsas alarmas”. Auditorias que arrojan supuestos hallazgos que posteriormente quedan convertidos en nada. Mucho tres en uno.

No se conocen cuántos juicios fiscales han arrojado resultados positivos y mucho menos cuántas acciones de repetición se han impetrado contra los corruptos. Les dicen los platilleros, ¿será que tocan platillos en alguna banda?

El control político: Nuestra Asamblea Departamental, viven sus miembros en el “extraño mundo de subuso”. Ni siquiera sesionan normalmente, están de espaldas al departamento, les importa un comino lo que pase, no se atreven a realizar un solo debate político a pesar de lo que sucede.

Estos ilustres, se conforman únicamente con cobrar sus mesadas y aprobar todo lo que le presentan, son unas dragas para tragar entero.

¿Con todo este panorama, será que podremos contradecir a quienes nos maman gallo y nos califican como el nuevo Macondo? Ya no nos queda ni el recurso de decir: “¿y ahora quién podrá ayudarnos?”, porque el chapulín murió.

Solo nos queda esperar que el actual gobernador de Córdoba ponga orden en la casa en lo que tiene que ver con su competencia. Además, que san cipotazo nos haga el milagro de despertar a las ías y las pongan en el buen camino.

Córdoba es un barril de pólvora, con la mecha encendida.

Escrito por JOSE LUIS MENDOZA PADILLA.