Luego de leer detalles de la tragedia de la familia Manrique Lutz en Sidney, a la cual pertenecían los pequeños Elisa y Martin, diagnosticados con autismo severo, me puse en la tarea de investigar en que consiste esta enfermedad y compartirles sus aspectos más relevantes.
El autismo, es un trastorno neurológico complejo que generalmente dura toda la vida, y cuyas causas siguen siendo totalmente un misterio; se presenta en cualquier grupo racial, étnico y social, y es cuatro veces mas frecuente en los niños que en las niñas. Actualmente, está siendo diagnosticado en 1 de cada 68 individuos y en 1 de cada 42 niños varones, haciéndolo mas común que los casos de cáncer, diabetes y sida.
El trastorno es caracterizado por grados de discapacidad en las habilidades de la comunicación y capacidades sociales, así como por comportamientos repetitivos, afectando a la persona en la forma como se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende. Un gran número de niños con autismo es muy consciente e incluso dolorosamente sensible a ciertos sonidos, texturas, sabores y olores, y no soportan sonidos como los del teléfono, la aspiradora, una tormenta, lo cual hará que se cubran los oídos y griten.
Actualmente, no existe un tratamiento estándar para el trastorno, pero se están implementando actividades que buscan maximizar la capacidad del niño para crecer y aprender. Los tratamientos incluyen terapias de comportamiento y de comunicación para desarrollar habilidades y medicamentos para controlar los síntomas.
El autismo, es parte del grupo de trastornos del espectro del autismo lo cual significa que se manifiesta por sí mismo en diferentes formas. Un diagnóstico puede escalar de leve a severo, y aunque los niños que lo tienen suelen mostrar rasgos similares, su manifestación es tan individual como los colores de un arco iris. Mientras que un niño raramente puede hablar y tiene dificultad para leer y escribir, otro puede tener muchas habilidades y asistir a clases en una escuela convencional. Otro niño, puede ser tan sensible a la tela que todas las etiquetas deben ser cortadas antes de que él use la ropa, mientras que su amigo que también es autístico puede no tener ningún problema sensorial.
Para finalizar, dicen los expertos, nadie está preparado para recibir un diagnóstico de autismo. Es natural sentir un huracán de emociones, como la tristeza, dado que llega la desilusión respecto de los sueños que tenía para sus hijos. La realidad del diagnóstico le resultará tan abrumadora que es posible que no logre aceptarlo o que lo ignore inicialmente. Finalmente, llega la aceptación de la realidad y se prepara para luchar por su hijo.
Para destacar:
Las investigaciones revelan que las familias en las que un niño tiene autismo, existe entre 5% y 10% de probabilidades de tener otro hijo con autismo.