Un artículo publicado por la Silla Vacía, da cuenta que de acuerdo a información entregada por tres fuentes a este medio, la decisión de Petro de soprender a los ministros con el consejo televisado fue frenar una sublevación interna. El presidente se enteró de que un grupo de al menos 8 figuras del gabinete, del ala de izquierda, planeaba hacer un bloque de presión interna contra el nombramiento de Armando Benedetti como jefe de gabinete.
Para frenarlos, Petro los puso al aire. Pero los ministros no se quedaron callados.
De acuerdo con la información publicada por el citado medio, en la Casa de Nariño, hubo otra reunión que será clave. Estuvieron el presidente, el director de Planeación Nacional, Alexander López, y el de la Unidad Nacional de Protección, Augusto Rodríguez. Fue el primer punto de contacto entre el ala rebelde del gabinete y el presidente desde que Petro salió intempestivamente del consejo televisado de seis horas. Al cierre de esta historia no había noticias sobre su desenlace.
Lo que conversen los tres políticos, que han dado peleas juntos desde hace dos décadas en la izquierda, será importante para definir el tamaño de la ruptura de Petro con el Pacto Histórico, en su gabinete y en el Congreso. Es un cálculo complejo: todos los puestos cedidos le dan espacio al reseteo en el que Benedetti entra a ser par del ministro Cristo, quien le ha vendido a Petro la idea de que hay que sacar al que no funciona para meter gente que represente a los aliados de la política tradicional en el Congreso.
Al desconcierto por las cámaras en directo sin previo aviso, Petro sumó sal a la herida organizando el consejo de ministros alrededor del informe del nuevo jefe de despacho, Benedetti, sobre los escasos avances en las metas del gobierno.
El cuestionado exsenador mostró efectividad ahí porque la función de hacer el seguimiento al cumplimiento de los compromisos asumidos por el presidente la agarró el lunes, y la estrenó el martes. En cambio, según la medición, en dos años el gabiente solo había cumplido el 15% de sus promesas “al pueblo”
Unas horas antes, sobre el medio día, Petro se enteró de los planes de ese grupo de ocho ministros, con el respaldo de otros 30 funcionarios de rangos más bajos. Los llamó en público el “sindicato”, señaló sus “agendas paralelas”, y afirmó: “eso se llama sectaríamo, porque ya lo habían previsto antes, y el presidente no se deja encerrar”. Sabía que le querían hacer una nueva encerrona para presionar las salidas de Benedetti y Laura Sarabia, quien salió en medio de tensiones con Petro y también cayó parada en la Cancillería . Algo similar había pasado antes de un consejo en noviembre, pero esta vez estaba con la amenaza de una renuncia masiva, público la Silla Vacía.
Como el grupo era tan grande, el plan se filtró y Petro ordenó la transmisión en televisión para contraatacar reclamando baja ejecución. “Alguien ganó puntos ahí con el presidente”, dice el congresista enterado de la treta fallida y consultada por La Silla Vacía.
Algunos no se echaron del todo para atrás en sus críticas: la vicepresidenta Francia Márquez; el director de Prosperidad, Gustavo Bolívar; el de Planeación, Alexander López; y la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, y Augusto Rodríguez de la UNP.
Siguió una embestida contra la izquierda como proyecto político, con excepciones. No hubo alusiones negativas al ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo; o al de Hacienda, Diego Guevara, que, ideológicamente, son de esa línea. Sí fue específica contra Francia y compañía, a los que Petro les dijo en varias ocasiones que estaban actuando como sectarios.
“Si no se hace un sancocho no se gana. El sectarismo hace perder al proyecto popular. Por eso la izquierda nunca ganó”, dijo Petro.
Y, palabras más, palabras menos, los invitó a renunciar si era que tenían aspiraciones políticas para el 2026. Ese, según dos fuentes de adentro de Palacio, era uno de los objetivos del consejo programado: decantar el panorama de las renuncias para definir con quiénes se podía contar para el remate de la agenda legislativa de este año. Entre las críticas a la poca gestión, los ataques personales, las referencias a Cien años de soledad y los reclamos de Francia y compañía, el tema no avanzó ahí.
La a única figura visible del denominado sindicato que ha dejado abiertas las puertas para renunciar es Susana Muhamad. El resto, aparte de Correa de Cultura, no sabe qué hacer.
Se cocina otro “sancocho” nacional
El ministro Cristo tiene viento a favor para seguir con su estrategia política. No quedó marcado en el consejo porque se fue sin hablar, dijo que se enfermó y luego no habló en defensa de ninguna de las partes. Con el periódico de ayer, retomó la idea de que debe haber renuncias. Como lo viene pidiendo, admitió, hace dos semanas.
“Es insostenible el gabinete”, dijo sobre el consejo de ministros al invitar a las renuncias protocolarias.
Cristo está impulsando la entrada al alto gobierno de cuotas para congresistas del partido Liberal, La U, los verdes y una facción de los conservadores. Para eso necesita que las renuncias prosperen y que los encargos no se prolonguen.