En el mercado mundial se ofrece tecnología capaz de procesar todas las formas de desperdicio (con la excepción de armas nucleares) como materia prima y convertirla en energía limpia.

 

Por: Oswaldo Marchena Mendoza.

En Twitter: @marchenojob

En muchos países atacaron de frente el problema de las basuras con plantas de tratamiento que convierten los desechos en energías renovables limpias, es decir, antes de enterrar las basuras y seguir envenenando el planeta, decidieron explotarlas y sacar provecho de estas.

En Colombia los rellenos sanitarios mantienen sitiados a sus vecinos. Los de Doña Juana en Bogotá hicieron un frente común para enfrentar los estragos que les causa, mientras que en Montería los pobladores de la vereda Loma Grande, observan indefensos cómo su única fuente de agua recibe a diario lixiviados que se desprenden del relleno.

Con las altas tasas de consumo que representan los combustibles fósiles; carbón, petróleo y gas natural, es importante tener en cuenta que todos son recursos no renovables. Por ello hay un gran esfuerzo global para financiar y desarrollar proyectos de energías renovables o alternativas, y precisamente en esos escenarios, las plantas de tratamiento juegan un papel preponderante al extraer energía de los residuos sólidos.

En el mercado mundial se ofrece tecnología capaz de procesar todas las formas de desperdicio (con la excepción de armas nucleares) como materia prima y convertirla en energía limpia. El problema es que para los actuales operadores de rellenos sanitarios en Colombia, es más rentable enterrar la basura, antes que tratarla y convertirla en energía renovable. Así ganan ellos, aunque pierda el planeta.

Muchos alcaldes y gobernadores en Colombia han tratado de incorporar a sus entes territoriales estas plantas de tratamiento, pero la tarea choca con los concesionarios de esas basuras, y es aquí donde surge un interrogante: ¿Quiénes son los dueños de las basuras: los concesionarios o los entes territoriales? Se concesiona la recolección y disposición de basuras, pero esto no le da autoridad sobre las mismas a los concesionarios.

El negocio con las basuras

En Córdoba solo hay un relleno sanitario, el cual recibe las basuras de muchos municipios de este departamento y de Antioquia. El concesionario de ese relleno cobra a esos municipios por recibirles la basura, lo cual constituye una práctica comercial legal.

Sería más amigable con el medio ambiente que ese concesionario instalara en dicho relleno una planta de tratamiento de residuos, algo que seguramente le bajaría sus ingresos, pero que ayudaría a la salud ambiental del planeta. Representantes de esas plantas han tocado las puertas de ese concesionario con resultados no muy positivos.

Es tan dramático el efecto ambiental en Loma Grande, que a través de una reciente sentencia, la Corte Constitucional ordenó instalar unas mesas participativas para buscar soluciones que permitan minimizar los impactos ambientales del relleno en la comunidad.

En Doña Juana en Bogotá, se han hecho intentos por instalar una planta de tratamiento de basuras, pero el tema se volvió complejo a la hora de llegar a acuerdos con el operario del relleno, a pesar de que sectores políticos de la capital ven con buenos ojos la implementación de estas plantas.

Hace unos días hablé con la representante legal de una empresa que fabrica estas plantas de tratamiento, le pregunté por el tema, y la respuesta fue contundente. “Solo hablamos con concesionarios, porque solo ellos pueden garantizar la presencia de las plantas de tratamientos de basuras, debido a que alcaldes y gobernadores no tienen injerencia en el tema”.

La presencia de estas plantas de tratamiento en los rellenos sanitarios, sobre todo en aquellos que están en conflicto permanente con la comunidad, debido a los malos olores y demás efectos ambientales, debería ser requisito impuesto por parte de las autoridades ambientales para que los mismos sigan operando. Sin embargo, mientras haya intereses políticos respaldando a los dueños de las basuras, será difícil avanzar en el tema.

En el periódico El Espectador encontré información donde Daniel Callejas, líder de la iniciativa mundial para aprovechar los residuos, dice que Colombia tendría un potencial económico si aprendiera a reutilizar las 32 mil toneladas de desechos que produce a diario. “Un potencial económico inmenso y un daño ecológico si no se trata, porque con la basura, lo primero es prevenirla; sí conseguimos una sociedad de residuos cero, estaremos maximizando el uso que le damos a los recursos dentro de nuestro ciclo productivo. Pero como siempre hay algo de desecho, el fin de ellos debe ser reintroducirlos. La basura de una empresa es la materia prima de otra”, afirmó el experto.

El dato

Debo hacer un reconocimiento especial al alcalde de Tierralta, Fabio Otero Avilez, quien entendió la magnitud de este problema y adelantó gestiones para que su municipio sea el primero en Córdoba en contar con una planta de tratamiento para residuos sólidos. En días pasados, el alcalde firmó un convenio de asociación con la Corporación Eko Planeta Tierra para instalar dicha planta.