*Marta Sáenz Correa
La noticia que nos estremeció esta semana, sin lugar a dudas fue el suicidio del menor de doce años ocurrido en el Corregimiento de Guateque, área rural del municipio de Montería. Fue encontrado muerto en su habitación, colgado de una cuerda que utilizó para quitarse la vida. El adolescente cursaba quinto grado de primaria y vivía con su abuela paterna. Este nuevo caso eleva a cinco los suicidios de menores, del total de cuarenta y cinco ocurridos en nuestro departamento en el transcurso del año.
El 10 de Septiembre se conmemora el día Mundial para la prevención del suicidio. Según la Organización Mundial de la Salud anualmente más de 900.000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. La ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y las armas de fuego son algunos de los métodos más comunes de suicidio en todo el mundo.
Las enfermedades mentales, principalmente la depresión y los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias, la violencia, las sensaciones de pérdida y diversos entornos culturales y sociales constituyen importantes factores de riesgo. El suicidio es la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años de edad y hay indicios de que por cada adulto que se suicidó, posiblemente otros 20 intentaron suicidarse.
Las personas que lo intentan con frecuencia están tratando de alejarse de una situación de vida que parece imposible de manejar, y buscan alivio a sentirse avergonzados, culpables, como una carga para los demás, y a los sentimientos de rechazo, perdida o soledad. En esos casos, el estigma en torno a los trastornos mentales y el suicidio, evita que muchas personas que piensan en quitarse la vida o han tratado de hacerlo, reciban la ayuda que necesitan.
El suicidio en adolescentes con frecuencia ocurre después de un evento estresante en la vida, como problemas en el colegio, la terminación de una relación con un novio o novia, la muerte de un ser querido, un fuerte conflicto familiar, el divorcio de sus padres, problemas financieros, ausencia del padre o madre, o intimidación. Además, los jóvenes con problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, trastorno bipolar, o insomnio corren riesgos más altos de pensar en el suicidio.
¿Qué hacer para ayudar? Para las familias que están preocupados por el potencial suicidio de algunos de sus seres queridos hay que tener en cuenta que los varones más viejos son más propensos que otras personas a suicidarse y que la gente que se suicida frecuentemente le notifica su deseo alguien. Cualquier información sospechosa debe tomarse con total seriedad; se debe mantener a esa persona segura y darle tratamiento inmediatamente.
PARA DESTACAR:
Recuerde que conflictos continuos entre padre e hijo pueden empeorar la situación para un adolescente que se siente aislado, no comprendido, o suicida.