Independiente de los resultados electorales de octubre en el departamento de Córdoba, queda claro que la Universidad de Córdoba funciona mejor cuando su manejo corresponde a los intereses de la ciencia y de la academia y no a la de algún grupo político.
Por: Oswaldo Marchena Mendoza.
@marchenojob
La víspera de la elección del representante de los estudiantes en el Consejo Superior de la Universidad de Córdoba, hubo mucha presión, ofrecimientos, y presencia de intereses externos en el campus universitario. “Pareciera que el debate electoral con miras a las elecciones del 27 de octubre si hubiera traslado a la U”, me dijo una estudiante.
Los días anteriores a la mencionada elección fueron tensos; volvieron los capuchos, e intereses ajenos a la Universidad trataron de infiltrar la marcha nacional estudiantil, para después pescar en río revuelto.
En medio de la tensión que se vivió en la U los días antes de la elección, el rector de la Unicor, Jairo Torres Oviedo, denunció que fue víctima de un montaje en redes sociales, mediante el cual, presuntamente en unos chats de WhatsApp se le atribuyó una conversación donde se hablaba de las elecciones de octubre y de las internas en la institución. Torres Oviedo, rechazó los ataques y el montaje, tras asegurar que se trató de un perfil falso creado para confundir y dañar la imagen y buen nombre de la universidad y de su rector.
El ataque al rector se interpretó como una agresión a los buenos resultados académicos, administrativos, científicos y financieros de la universidad. Es oportuno recordar que la Contraloría General de la República, luego de una auditoría a la vigencia fiscal 2018, calificó como eficiente la efectividad y control de los procesos financiero de la Universidad de Córdoba, lo cual indica el manejo transparente de los recursos públicos en la alma mater.
Llama la atención que aspirantes a corporaciones públicas del partido Liberal, afines a la casa política que conduce la exsenadora Arleth Casado, se involucraron directamente en el proceso de elección de los estudiantes.
Por los pasillos y aulas de la Unicor se movieron toda clase de aspirantes y de personas afines a ese grupo político, con el propósito de facilitarles el triunfo a los estudiantes respaldados por el binomio (Juancho López-Arleth Casado).
Las presiones y ataques que buscaron enrarecer el proceso de elección de los estudiantes, exacerbó los ánimos de muchos estudiantes y por ello acudieron masivamente a respaldar la institucionalidad de la misma, para derrotar a los intereses externos.
Se trataba de aislar la agenda de la Universidad de Córdoba de intereses marcados con logos políticos, y para bien de la academia y la ciencia, en esta oportunidad el grupo Mayorías Liberales (el mismo qué en el pasado manejó a su antojo la brújula de Unicor), naufragó en su intento de ubicar en el Consejo Superior del Centro de Estudios Superiores, a un representante de sus intereses.
Edwin Ramírez Doria y Mauricio Ávila Valdés, que integraban la plancha con el apoyo de un sector del liberalismo, fueron derrotados en el procese de elección y de esta forma la comunidad estudiantil volvió a enviar un mensaje claro y contundente; “No permitirán que regresen a manejar la Universidad, quienes en el pasado le dieron un letal manejo a sus recursos”.
Pero no es la primera vez que desde la academia le trasmiten ese mensaje a ese grupo político, que cuando intentó llegar con alguien de los suyos al Consejo Superior en diferentes procesos de elección, obtuvo resultados adversos.
Independiente de los resultados electorales de octubre en el departamento de Córdoba, queda claro que la Universidad de Córdoba funciona mejor cuando su manejo corresponde a los intereses de la ciencia y de la academia y no a la de algún grupo político.