Tomado de: www.elespectador.com
El exfiscal dijo en la Corte Suprema que el exgobernador de Córdoba, Alejandro Lyons, habría hecho un “pacto de silencio” con gente que se benefició de la corrupción en Córdoba que él también fomentó. Ayer, además, habló por primera vez José Leonidas Bustos.
La semana pasada se empezaron a conocer detalles de la declaración que, durante una hora y media, dio el exfiscal Gustavo Moreno en la Corte Suprema. El Espectador también conoció esa declaración y encontró más datos. Por ejemplo, que quien definió la cifra de $2.000 millones para frenar una orden de captura contra Musa Besaile fue el abogado del senador, Luis Ignacio Lyons. Moreno negó haber extorsionado a Besaile. Además de relatar cómo recibió parte del pago dinero y confesar que le pagó un soborno de $1 millón a varios policías que pretendían requisar el carro en donde transportaba $390 millones, Moreno entregó otros aspectos claves en la investigación de especial relevancia en el proceso que ya tiene abierto el magistrado Gustavo Malo en la Comisión de Acusación, y en el de Besaile en la Corte.
Por una parte, Moreno no titubeó un segundo en afirmar que Malo sabía que Ricaurte y Besaile estaban negociando el pago para “ayudarle” en su proceso por parapolítica. Es más, el exfiscal le contó al magistrado Luis Antonio Hernández, quien lleva el proceso contra Besaile en la Corte, que en varias ocasiones estuvo en reuniones junto a Ricaurte y Malo en las que se habló de lo que estaba pasando en el proceso del senador. Se referían especialmente, relató Moreno, al trabajo del exmagistrado auxiliar, José Reyes, quien se convirtió en una “piedra en el zapato para Ricaurte y Malo”, señaló el exfiscal. Aunque aseguró que Malo nunca estuvo reunido con Besaile, Moreno aseguró que toda la información del caso que tenían él y Ricaurte, era porque el hoy magistrado se la proporcionaba.
Malo se ha aferrado más que nunca a su despacho y ha dicho que no va a renunciar pues es inocente. La Comisión de Acusación ya le abrió una investigación formal y, precisamente en este caso, el exsenador Julio Manzur fue citado a declarar. Su versión de los hechos es clave para entender cómo era que los magistrados y abogados de la red de corrupción se acercaban a aforados para ofrecerles sus servicios. Manzur ya explicó que Moreno se le acercó en dos ocasiones para proponerle que lo dejara ser su abogado, cuando el exsenador ya estaba preso. A finales de agosto, Manzur le dijo a este diario que el exfiscal les había pedido una “suma de dinero grande, una suma por fuera de lo que indicaba el mercado. Incluía lo que nos imaginábamos, pero la verdad es que yo no le di espacio para que me extorsionara”.
El relato de Moreno, sin embargo, es completamente diferente. “Aquí se han dicho verdades a medias”, refutó el exfiscal durante su declaración. Según su versión, el hijo de Julio Manzur, Wadith Manzur, fue quien se le acercó para pedirle ayuda en el proceso de su papá pues tenía información de que lo iban a capturar. “(Wadith Manzur) me preguntó si podía averiguar algo. Lo hice y le dije que no lo iban a capturar. Que era paja. En ese momento, me ofrece el poder y me promete $200 millones de pesos”, relató Moreno, quien asegura que no aceptó el negoció pues esa cifra era muy baja para lo que ya estaba ganando en otros asuntos. Moreno fue insistente en afirmar que no busco a los Manzur por la orden de captura que la Corte terminó emitiendo en enero de 2015, y que en ningún momento los extorsionó.
Durante la audiencia en la Corte Suprema, Besaile le pidió a Moreno que no dijera mentiras y que le explicara al alto tribunal por qué creía que él y Manzur habían confesado que habían sido extorsionados por él. A Moreno tampoco le tembló la voz para contestar la pregunta. Aseguró que eso tiene una explicación lógica e hizo referencia a las declaraciones que ha prometido hacer el exgobernador de Córdoba, Alejandro Lyons, sobre cómo fue contactado por los miembros del cartel de la toga. Moreno asegura que Manzur, Besaile y Zulema Jattin, otra excongresista que habría pagado a cambio de “ayudas” en su proceso en la Corte, firmaron un pacto de silencio, a cambio de dinero, para que Lyons no hable en contra de quienes se habrían beneficiado por el escándalo de corrupción en Córdoba.
“(Lyons) le advirtió a Estados Unidos que se iba a despachar en contra de los que se beneficiaron de todos los actos de corrupción. El abogado Leonardo Pinilla me comentó que Lyons estaba pidiendo plata por guardar su silencio”, resaltó Moreno, quien retó a Besaile para que sea él quien le de las explicaciones a la Corte. “Usted pagó esa plata ($2.000 millones) a sabiendas que se iba a beneficiar. (…) Usted pagó y negoció los términos de ese pago directamente con Ricaurte. Yo solo serví de intermediario”, recalcó Moreno, quien agregó que no le sorprende que la lista de personas que aseguran fueron extorsionados por él, vaya creciendo. “Usted sabe que está mintiendo, Luis Gustavo”, le increpó Besaile a Moreno al final de la audiencia en la Corte Suprema.
Bustos rompió su silencio
Por otra parte, si algo quedó claro con la entrevista que le dio el exmagistrado José Leonidas Bustos a la emisora Blu Radio, es que el asunto de su fuero es una de las principales preocupaciones que ocupan su mente. En repetidas ocasiones volvió a él a lo largo de la conversación con la mesa de trabajo de Blu, defendiendo a capa y espada que, en su caso, el fuero se lo otorga la Constitución y, por ende, a él sólo puede investigarlo la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes —que frente a la Fiscalía es mucho más lenta, habitualmente—. “El presidente, el fiscal y los magistrados de las altas cortes tienen fuero”, dijo. “El fuero es irrenunciable. Es para la dignidad, el cargo, no la persona”, expresó luego.
Este expresidente de la Corte usó las mismas palabras que su par, Francisco Ricaurte, para calificar su papel en la red de corrupción que, al parecer, se formó en el alto tribunal: “Soy absolutamente inocente”. Negó haber puesto “cuotas” en la Fiscalía de Eduardo Montealegre o de Néstor Humberto Martínez, haber recomendado a Gustavo Moreno para la jefatura de la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía y, sobre todo, haber sido promotor del llamado “cartel de las togas”. “No cometí delitos, no extorsioné a nadie, no recibí dineros, nunca puse la función pública al servicio de mezquinos intereses”, dijo. Y reiteró: “Si ese tipo de conductas las termina investigando la Fiscalía, se acaba el fuero y eso es un absurdo”.
Bustos rechazó que tuviera el poder que “la prensa” le endilga. Cuando le preguntaron sobre personas cercanas a él nombradas en la Fiscalía, como sus cuñados o exmagistrados auxiliares suyos, dijo que no veía “ningún clientelismo judicial”, y que se resistía a creer que el ser magistrado significara un veto para gente cercana a él, pues cualquier persona con créditos, expresó, puede ingresar a cualquier puesto. “¿Qué congresistas no tienen parientes en el servicio diplomático? ¿O ministros en cargos públicos? La prensa podría hacer un trabajo para determinar qué funcionarios tienen parientes en el servicio público. (Hasta) el presidente Santos tenía a su cuñado como embajador en Inglaterra”.
Pero no todo fue negación. Bustos admitió, por ejemplo, que apoyó la candidatura de Néstor Humberto Martínez a la Fiscalía: “Al doctor Néstor Humberto Martínez lo acompañé, le presenté a varios magistrados, tenía una persona con hoja de vida importante y pensé que podría ser buen fiscal general de la nación. Uno como magistrado siempre se inclina por alguien que cree tiene la altura moral para el cargo”. Admitió también que su entonces magistrado Raúl Acero —luego fiscal delegado ante la Corte— sacó un préstamo y compró un BMW para él, aunque dijo que el carro terminó en manos de Gustavo Moreno porque Moreno lo compró, no como un regalo.
Las preliminares avanzan
Este lunes estuvieron en la Corte Suprema de Justicia un excongresista y un senador: Luis Alfredo Ramos y Hernán Andrade. El primero expuso ante el magistrado que está encabezando las pesquisas, Luis Hernández, que él ni había pagado dinero para amañar decisiones del alto tribunal ni había sido extorsionado “para conseguir un resultado favorable de manera ilegal”. Recordó que Bustos había avalado su detención, la cual duró más de tres años, y su llamado a juicio, en el cual aún no hay veredicto. Gustavo Moreno, como se sabe, fue el abogado defensor de Ramos y fortaleció para esa defensa la teoría de los falsos testigos.
Cuando fue nombrado fiscal, Moreno le pasó el caso a Leonardo Pinilla, el mismo que le habría pedido un soborno a Alejandro Lyons. En el caso de Ramos, la Corte Suprema le informó que su proceso le correspondía a la Fiscalía, pues él ya no era congresista cuando los hechos denunciados tuvieron lugar. Andrade, sin embargo, quien también tiene una indagación preliminar abierta por este asunto, sí seguirá con su expediente en manos de la Corte. Andrade insistió en que estaba a disposición de las autoridades y refutó haber hecho cualquier pago en busca de decisiones judiciales en su favor. Andrade, como Ramos, también tuvo en su equipo de defensa al abogado Gustavo Moreno.