*Marta Sáenz Correa

El papa Francisco ha subrayado en diversas ocasiones el peligro que la vanidad supone al igual que la soberbia y recientemente, a través de su cuenta oficial de Twitter, advirtió que la vanidad no solo nos aleja de Dios sino que nos hace ridículos, lo cual apoya la connotación negativa que todos le damos a la vanidad, pues la sociedad ve con malos ojos al vanidoso mientras destaca al humilde.

Se entiende por vanidad la excesiva confianza y creencia de la propia capacidad y atracción que se tiene, muy por encima de otras personas y cosas, es algo así como un orgullo basado en cosas sin importancia; quienes la padecen se sienten superiores al prójimo, ya sea desde un punto de vista intelectual, físico, económico o social y no dudan en destacar su supuesta competencia o suficiencia cada vez que puede, menospreciando al resto de la gente, son arrogantes y tienen el deseo de ser admirados constantemente por todos, pues los méritos que tienen o creen tener son una razón suficiente para que se le admire y alabe.

Detrás de un vanidoso no hay otra cosa que un inseguro. Quienes han abordado el tema de la vanidad en profundidad sostienen que detrás de una persona vanidosa no hay otra cosa que una persona insegura de si misma. Lo cual implica que convivir con este tipo de personas es difícil, porque no aceptan que no los adulen constantemente en cuanto a lo que hacen, lo que piensan e incluso lo que son; además no tienen la capacidad para valorar y reflexionar sobre la realidad, porque se encuentran al servicio de la visión que tienen de sí mismos.

Según Freud:» la vanidad puede desembocar en una patología extrema de desorden de la personalidad. En este tipo de desviación, la persona afectada por esta, sobrestima sus habilidades y presenta una necesidad de afirmación y de admiración. Puede llegar a comprometer la habilidad de la persona para vivir una vida feliz o productiva junto a sus seres queridos y su entorno más cercano, porque al manifestarse los mencionados rasgos de egoísmo desmesurado y de desconsideración hacia las necesidades y sentimientos ajenos que el tipo de persona vanidosa presenta, obviamente terminaran por afectar su tejido social».

¿Cómo alejar a nuestros niños de la vanidad? Cuando nuestros hijos tienen talentos en el deporte, en la música, en la pintura, o cuando reciben buenas calificaciones en el colegio, sus maestros, entrenadores, amigos y compañeros de equipo, pueden felicitarlos, animarlos y decirles que estamos orgullosos de sus logros y con ello le ayudan a construir su confianza y su ego.

Nota adicional

Detrás de un vanidoso no hay otra cosa que un inseguro. Quienes han abordado el tema de la vanidad en profundidad sostienen que detrás de una persona vanidosa no hay otra cosa que una persona insegura de si misma.