Los médicos especialistas del hospital luchan contra la muerte, atendiendo pacientes sin las mínimas condiciones que les ayuden a ganar esas batallas.

Por Oswaldo Marchena Mendoza.

En Twitter: @marchenojo

Me pueden tratar de irresponsable e incluso citar a un estrado judicial, pero la verdad a ‘raja tabla’, el título es la mejor descripción del Hospital San Jerónimo de Montería, centro de salud que no cuenta en la actualidad con los medicamentos necesarios para atender a pacientes críticos y preservar la vida de los mismos.

El médico especialista Clovis Puche, me dijo en el programa de radio El Radar, que la situación del hospital es crítica, “cada día vemos que las falencias en el suministro de medicamentos está llevando a que la atención no sea la mejor, y ello principalmente afecta a los pacientes que ingresan con patologías graves, como por ejemplo, quienes llegan con infartos, porque actualmente no se cuenta con medicamentos para atender ese tipo de patologías,  no hay papel para imprimir un electrocardiograma, y eso evidencia que el hospital tocó fondo”.

Escuchar esas denuncias a un sindicalista se puede prestar para distintas interpretaciones, e igual si es un político quien sale a difundir esa grave crisis que agobia al otrora principal centro de salud del departamento. El asunto es que quienes las hacen son médicos especialistas, los mismos que luchan contra la muerte atendiendo a pacientes sin las mínimas condiciones que les ayuden a ganar esas batallas.

Una persona que llegue infartada corre el riesgo de morir en urgencias porque no hay medicamentos para el corazón, faltan anticoagulantes, los cuales son necesarios para disolver un trombo, y no es posible la alimentación intravenosa de medicamentos por la falta de elementos. El médico Clovis Puche me dijo que no hay analgésicos, antibióticos, y en esas condiciones es muy complicado garantizar la vida de los pacientes.

Hay pacientes que se han tenido que remitir a otras instituciones porque en el hospital no se les puede brindar la atención adecuada, esto debido a la nefasta infraestructura médica del mismo, y esos desplazamientos hacia otras entidades de salud atenta contra dichos pacientes, corriendo el riesgo de llegar al famoso “Paseo de la Muerte”.

El Hospital San Jerónimo de Montería es una institución de referencia regional, donde llegan pacientes de otros hospitales del departamento, del bajo Cauca y Urabá antioqueño, y de algunos municipios de los departamentos de Sucre y Bolívar, pero si el mismo no cuenta con elementos básicos para ofrecer una buena atención, en algún momento el centro de salud tendrá que cerrar sus puertas.

La ESE necesita urgente una verdadera reestructuración, algo así como una reingeniería que le permita priorizar gastos, racionalizar los escasos recursos que percibe y establecer un plan de pago que garantice la disponibilidad de insumos médicos.

En las condiciones actuales del hospital, en lugar de ofrecer alternativas para que los pacientes puedan salir adelante, se corre el riesgo de perjudicar y alterar los procesos de recuperación que necesitan y por ello lo más honesto es decirles que acudan a otras instituciones.

Precaria infraestructura médica.

El Hospital San Jerónimo de Montería recibe a diario un promedio de 200 pacientes, cuenta con 300 camas, las cuales siempre están al cien por ciento ocupadas, y las mismas no alcanzan para ingresar a quienes requieran hospitalización. Tiene dos salas de Unidad de Cuidados Intensivos, cada una con cupo para seis personas, pero una de las dos funciona a medias.

Es contradictorio que mientras en la ciudad las clínicas privadas mejoran su infraestructura y cobertura, la red pública de salud, en este caso el Hospital San Jerónimo, deja de prestar servicios por falta de equipos e insumos médicos.  “Estamos asistiendo poco a poco a la privatización de un servicio vital como la salud”, me dijo un vocero de la Asociación Nacional Sindical de Trabajadores y Servidores Públicos de la Salud, Anthoc.

Los problemas del hospital son de vieja data, pero lo cierto es que pareciera no tener doliente, y los esfuerzos del gobernador Edwin Besaile Fayad para sanearlo se topan con la poca voluntad de las EPS para pagarle sus deudas, y esa es una de las causas que tiene agonizando las finanzas de la ESE.

La Unidad Materno Infantil se convirtió en un elefante blanco.

También es contradictorio que mientras el San Jerónimo agoniza por falta de infraestructura, a su lado se encuentra sin terminar la Unidad Materno Infantil, instalaciones que al funcionar optimizaría la atención y descongestionaría camas en el hospital.

La Unidad se encuentra paralizada en el total de su construcción desde el año 2015, cuando finalizó la interventoría técnica, administrativa y financiera, requisito necesario para terminar su construcción. El proyecto de la Clínica de la Mujer y Unidad Materno Infantil, arrancó en el año 2011, durante la administración de la gobernadora Martha Sáenz. Problemas técnicos de diseño y falta de nuevos recursos tienen paralizada la obra.

Mientras tanto, la muerte ronda al hospital San Jerónimo de Montería.