Cada 13 minutos una mujer es agredida en Colombia, cada 4 días una mujer es asesinada por su pareja, y la impunidad es del 96%: senadora Claudia López.

 


Por Oswaldo Marchena Mendoza.

En Twitter: @marchenojob

Cuando una mujer radica una denuncia en la Fiscalía, Policía, o en alguna entidad estatal, en lugar de recibir protección, parece que firmara su sentencia de muerte. Es contradictorio, pero en Colombia  las mujeres que son maltratadas y amenazadas por sus parejas o exparejas,  prefieren huir y vivir con el miedo, antes que denunciar, porque al hacerlo se ubican en la mira de sus  victimarios.

Muchos de los casos de mujeres que fueron agredidas o asesinadas por sus exparejas, por lo general habían avisado a alguna autoridad sobre la zozobra de sus días, ante el riesgo latente derivado de amenazas por no querer restablecer una relación, o por haber tenido el valor de terminar una relación tóxica, marcada por agresiones físicas y psicológicas.

En Colombia, en algunos casos, se protege a quienes reciben amenazas, siempre y cuando se les compruebe después de un estudio que su vida está en riesgo. Sobre la efectividad de esos estudios y los criterios para seleccionar a quiénes se les brinda protección, existen muchas dudas e interrogantes, así que la pregunta que se me ocurre es  ¿por qué no proteger a las mujeres cuando se establece que están a merced de un desadaptado criminal en potencia que no acepta la decisión de su pareja?

Las cifras de la vergüenza.

La semana pasada en el Congreso de la República, la senadora Claudia López, realizó un debate de control político a los ministros de Justicia, Educación y Salud, donde presentó un informe sobre la violencia contra la mujer con cifras oficiales que no dejaron bien paradas las políticas de género. Es oportuno informar que el debate fue más noticia porque reinó el ausentismo.

Durante el desarrollo del mismo, la Senadora relató las siguientes cifras: “Cada 13 minutos una mujer es agredida en Colombia, cada 4 días una mujer es asesinada por su pareja, y la impunidad es del 96%. En 60% de municipios con mayor tasa de violencia contra mujeres no hay comisarías de familia, y en el 86% de ellos no funcionan políticas preventivas”.

La congresista sostuvo que la violencia contra la mujer empieza en el machismo, la desigualdad de género y la discriminación económica y laboral a las mujeres. Propuso fortalecer fiscalías seccionales, crear comisarías de familia, y brigadas móviles de justicia para frenar violencia contra las mujeres. Sostuvo que EPS e IPS llevan 9 años sin cumplir las medidas de protección ordenadas por la Ley 1257.

La Senadora planteó que la mitad de los 760 procuradores judiciales pasen a ser defensores de menores y mujeres,  porque según ella, hay solo 365 defensores y 96% de impunidad. Una de las conclusiones más alarmantes del debate realizado por Claudia López en el Congreso, sostiene que “A la mayoría de mujeres violentadas, funcionarios les sugieren conciliar con su agresor”, cuando según la congresista, dichas mujeres necesitan es atención en casa y protección.

Beatriz Quintero, de la Red Nacional de Mujeres, llama la atención de la sociedad para que los distintos tipos de violencia contra la mujer no sean tratados como un tema de segundo nivel. “Esta violencia y sus múltiples manifestaciones no deben salir del debate público, ni ser ignorada”, señala.

Claudia Giovanna Rodríguez, el feminicidio que desnudó la falta de protección a mujeres amenazadas.

Si algún día en este país se aprueba una Ley de la República que obligue al Estado a darle protección real a las mujeres amenazadas (no una hoja de ruta a seguir), esa normatividad deberá llevar el nombre de ‘Ley Claudia Giovanna Rodríguez’, como un homenaje a la mujer que hizo visible los escenarios de desprotección en el que tienen que moverse las mujeres amenazadas.

La historia que conoció toda Colombia, narra las últimas horas de Claudia antes de ser asesinada por su expareja en el Centro Comercial Santafé de Bogotá. “El hombre llegó hasta el local donde trabajaba y la atacó”. Según la familia, ella se había separado hace un mes de su esposo, quien la maltrataba. “Nadie nos puso cuidado; ni la Policía, ni la Fiscalía”, denunció una hermana de la víctima.

Dieciocho días antes de ser asesinada, Claudia describió a través de una carta las torturas físicas y psicológicas a las que la sometió durante 20 meses, Julio Alberto Reyes Andrade, su compañero y homicida.  El periódico El Tiempo tituló: “Los 20 meses de tortura de Claudia Giovanna antes de ser asesinada”. En la misiva, dijo que su pareja la encerraba en el carro sin comer, y la amenazaba con arma blanca.

“Desde el inicio de nuestra convivencia hubo amenazas constantes contra mi vida, la de mi familia, por parte de él con cuchillos, encierros en la residencia y en el carro durante periodos de hasta un día sin comer ni poder ir al baño”.

Minutos antes de llegar a su sitio de trabajo, que luego sería el lugar donde perdería su vida, Claudia hizo un último intento y habló en varias oportunidades con uniformados pidiendo protección porque sabía el riesgo que vivía, sin embargo, argumentando procedimientos y protocolos establecidos, Claudia nunca recibió esa protección y perdió la vida a manos de su expareja.

Después del suceso, muchas reflexiones, pero pocas acciones, y seguimos permitiendo que las asesinen, y peor aún, que sus casos queden impunes.