• Nueve proyectos lideran la carrera mundial por conseguir una vacuna para la covid-19, cuatro de ellos en China
  • Se están acelerando y solapando las fases de desarrollo, y algunas ya prometen estar disponibles a finales de año
  • Para una vacunación de la población general habrá que esperar todavía a 2022

Nueve de los 300 candidatos a vacuna para la covid-19 que se investigan en el mundo están ya en fase 3. Es decir, se están ensayando con decenas de miles de voluntarios, en los países que tienen mayor incidencia del virus en estos momentos.PUBLICIDAD

Estas son las nueve que lideran la carrera mundial:

  • Moderna Therapeutics (EE.UU.)
  • AstraZeneca / Universidad de Oxford (REINO UNIDO)
  • Pfizer / BioNTech (ALEMANIA / EE.UU.)
  • Janssen (EE.UU)
  • Sinovac (CHINA)
  • CanSino / Instituto de Biotecnología de Pekín (CHINA)
  • Sinopharm / Instituto de Productos Biológicos de Wuhan (CHINA)
  • Sinopharm / Instituto de Productos Biológicos de Pekín (CHINA)
  • Instituto de Investigación Gamaleya (RUSIA)

Algunas de ellas, como las estadounidenses de Moderna o Pfizer, y la británica de AstraZeneca, podrían ser aprobadas de emergencia antes de acabe el año. La compañía china Sinovac, por su parte, acaba de anunciar que ha puesto en marcha la producción a gran escala de su vacuna y que estará lista para comienzos de 2021.

La de Sinovac es la más avanzada de las cuatro vacunas que desarrolla el país asiático. Pero están también en fase 3 las dos candidatas de Sinopharm y la de CanSino. La vacuna rusa que desarrolla el Instituto de Investigación Gamaleya acaba de entrar en esta última fase de los ensayos, casi a la vez que la de Janssen, de la multinacional Johnson & Johnson.PUBLICIDAD

La carrera hacia la vacuna está siendo vertiginosa, tanto que en algunos casos se están solapando fases de los ensayos, para acelerar más el proceso. Pero el camino no es nada sencillo, está lleno de baches que hay que ir sorteando. De hecho, la ruta habitual suele durar diez años. En este caso, apenas han pasado nueve meses desde que el SARS-CoV-2 llegó a nuestras vidas. Los científicos trabajan a destajo desde entonces en todo el mundo, con diferentes estrategias pero un mismo objetivo: inmunizarnos frente al nuevo coronavirus.

Estrategias de las vacunas

Todos estos proyectos siguen, más o menos, la misma lógica. Al introducir una proteína del virus en el organismo, hacen que el sistema inmunológico lo reconozca y produzca anticuerpos y células que combaten contra él, para defenderse de la infección. Pero hay muchas formas posibles de hacerlo, y los investigadores están probando diferentes estrategias.

  • Las vacunas chinas de Sinovac y Sinopharm están utilizando el propio virus SARS-CoV-2, pero inactivado. Ello provocará la respuesta inmunitaria correcta pero sin ninguno de los efectos graves que provoca el virus.
  • AstraZeneca, Janssen, CanSino y el Instituto de Investigación Gamaleya de Rusia usan un adenovirus, es decir, un virus común que causa tos y fiebre y que actúa como una especie de jinete encapuchado que lleva a la proteína inmunizante a la batalla.
  • Las de Moderna y Pfizer son vacunas basadas en ARN, que utilizan partes específicas del código genético del virus SARS-CoV-2 para desencadenar la respuesta inmune.

¿Paliar la enfermedad o evitar la infección?

En la fase 3 de desarrollo de las vacunas, el ensayo solo termina cuando un cierto número de personas del grupo vacunado y del grupo de control, el que recibe un placebo, han contraído el virus y se han infectado.

Estos días, arrecian las críticas contra Moderna o Pfizer tras conocer los protocolos de sus ensayos, porque aunque establecen en 150 o 160 los casos de infección para comprobar la eficacia de sus vacunas, dejan la puerta abierta a una aprobación de emergencia con muchos menos.

Lo ideal, en una vacuna, sería que los vacunados ni siquiera se infectasen, es decir, que consiguiera bloquear al virus en la misma puerta de entrada al organismo. Pero esto es algo que no se ha conseguido de momento para ningún coronavirus.

En España, el equipo de investigación de Luis Enjuanes trabaja en esa dirección. Lo contaba en NIUS hace unos días la investigadora senior de su laboratorio, Sonia Zúñiga. La idea es que su vacuna, que se administrará por vía intranasal y no muscular como la mayoría, actúe directamente sobre las mucosas, bloqueando al virus desde ahí e impidiendo la infección.

Las vacunas que van más avanzadas amortiguarán la enfermedad, pero no evitarán que se produzca la infección. Y esto es importante porque si hay infección, hay posibilidad de contagio, no se impide la transmisión del virus.

Recientemente, científicos del Imperial College de Londres han iniciado un ensayo para comprobar si la vacuna de AstraZeneca sería más eficaz por vía intranasal, inhalada que inyectada. Pero está en su primera fase todavía. De momento, la gran mayoría de las vacunas que lideran la carrera tiene prevista su administración por vía intramuscular, algo que acorta los plazos también de cara a su aprobación.  

Pendientes de la inmunidad y los efectos secundarios

Otro de los aspectos que más preocupa, con las vacunas, es si la inmunidad que otorgarán frente al virus será duradera. Son muchos los expertos que advierten que será solo temporal, por lo que parece importante tener capacidad para reforzar la respuesta inmune con otra dosis.

Siete de las nueve vacunas que están en fase 3 están diseñadas para administrarse en dos dosis, para reforzar las posibilidades de que desencadenen una respuesta inmunitaria eficaz. Solo las de Janssen y CanSino están probando inyecciones de dosis única.

En España, la vacuna que ensaya el equipo de Mariano Esteban también tiene previsto administrarse en dos dosis, por eso mismo. Nos lo explicaba el codirector del proyecto, el investigador del CNB Juan García Arriaza.

Otro aspecto que se está vigilando muy de cerca en todas las vacunas son los posibles efectos secundarios. Los participantes del ensayo de Moderna, por ejemplo, cuando se iniciaron los ensayos, recibieron una dosis que era más del doble de la que reciben actualmente. El 20 por ciento experimentó efectos adversos significativos, incluidos dolores de cabeza y fiebre.

AstraZeneca, por su parte, ha tenido que parar los ensayos dos veces, después de que dos de los participantes sufrieran efectos secundarios graves. Aunque el ensayo se ha reanudado en el Reino Unido, la investigación permanece suspendida en EE.UU.

¿Cómo se distribuirán las vacunas?

Los países ricos, que representan el 13% de la población mundial, han comprado ya más de la mitad de las dosis que producirán los principales candidatos a vacunas, según datos de Oxfam. Y ello a pesar de los constantes llamamientos de la OMS a garantizar un reparto equitativo de las vacunas.

Hace unos días, 64 países ricos se unieron a la plataforma mundial para la distribución de vacunas COVAX, con lo que son ya 156 los países que se integran en ella. Entre las últimas adhesiones está la Unión Europea. Pero siguen sin estar las dos grandes potencias del planeta: China y EE.UU.

El objetivo de COVAX es suministrar a los países que integran la plataforma 2.000 millones de dosis de vacunas a nivel mundial para finales de 2021, en una distribución en la que tendrían prioridad los trabajadores sanitarios y los ciudadanos vulnerables.

«COVAX brindará al mundo la cartera más grande y diversa de vacunas», asegura el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Se trata de buscar una salida conjunta a la crisis, porque es la única vía para poner fin a la pandemia. “O nos hundimos juntos o nadamos juntos”, advertía hace unos días.

Pero los grandes prefieren ir por libre. El gobierno de Donald Trump está tirando de acuerdos bilaterales, para garantizar el suministro a su población, y está siendo ampliamente criticado por ello. Es el gobierno que más dinero ha gastado hasta ahora para asegurarse el acceso a una o varias vacunas. Ha invertido más de 10.000 millones de dólares, o bien financiando las vacunas directamente, o mediante acuerdos de adquisición con las farmacéuticas.

Aunque si miramos la inversión per cápita, es el Reino Unido quien está a la cabeza. Londres ha pedido por adelantado más de cinco dosis por ciudadano, repartidas entre seis de los candidatos a vacuna que lideran la carrera.

China, por su parte, ya ha anunciado que no se plantea de momento la vacunación masiva de su población. Y se felicitan por haber ganado la batalla al virus, al menos en la primera oleada. “En China, la epidemia está controlada”, decía hace un par de semanas el director del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, el equivalente a los CDC estadounidenses. Rusia, en cambio, plantea lo contrario: una vacunación masiva de su población a partir de octubre.

En Europa, la Comisión Europea ha firmado un contrato con AstraZeneca para el suministro de 300 millones de dosis de su vacuna. España se ha asegurado más de 30 millones de dosis.

¿Cuándo estarán listas las primeras?

Para finales de este año o principios del que viene, algunas de estas vacunas que lideran la carrera podrían empezar a utilizarse en grupos de riesgo: personal sanitario y población vulnerable. Ése es, al menos, el objetivo declarado de varias. Antes, deben ser aprobadas por los organismos reguladores de cada país.

En el desarrollo de las vacunas hay una fase 4, en la que se sigue comprobando su seguridad, eficacia y efectos secundarios, una vez aprobadas. En este caso, la vacuna se empezará a dispensar simultáneamente. Casi todas, de hecho, han empezado ya a producirla, sin tener todavía los resultados de los ensayos en fase 3.

El objetivo de AstraZeneca es que su vacuna sea aprobada antes de finales de año. Pfizer asegura que a finales de octubre pueden tener ya suficientes datos de la fase 3 de su ensayo listos para analizar. Moderna se plantea realizar un análisis intermedio de los resultados de esta fase en noviembre o diciembre. Sinovac anuncia su producción masiva para 2021.

La pandemia de covid-19 deja ya más de 32 millones de casos en el mundo y cerca de un millón de muertos, cifras cuyo vertiginoso incremento puede aquí en tiempo real. Cifras que vaticinaban algunos expertos al inicio de la pandemia y causaban cierta incredulidad. Hoy, sus pronósticos son una realidad. La vacuna, de momento, sigue siendo una promesa.

Por eso, son muchos los expertos que coinciden en que habría que rebajar las expectativas de la población (y las promesas de los gobernantes) al respecto. No habrá vacunación general de la población antes de 2022, asegura la OMS. Y para las vacunas más completas y eficaces, aun habrá que esperar algo más.

Hay que recordar que, en condiciones normales, el proceso de desarrollo de una vacuna ronda los diez años. Ahora, estamos hablando de entre uno y dos años. La idea es que, a medio plazo, haya diferentes vacunas disponibles y que sean complementarias, no todas valdrán para todos. De momento, toca esperar y confiar. Perpetrados en las mascarillas, la higiene y el distanciamiento social.

Tomado de: Niusdiario