Por Domingo Cogollo Narváez

Especial para La Ventana de Córdoba

El científico cordobés Gustavo Adolfo Ballesteros Patrón, fue un hombre enamorado de la naturaleza. Tenía tanto aprecio por el campo y los cultivos, que su mayor deseo era regresar de México (donde alguna vez se asiló por motivos de la violencia) para construir un Jardín Botánico en el municipio de San Carlos, departamento de Córdoba.

En una parcela en ese lugar, quería terminar su vejez al lado de su familia, y con base en la experiencia adquirida, seguir aportando conocimientos en materia agrícola a esta tierra que tanto lo necesita. Allí pensaba cultivar plantas colombianas y exóticas que están en vía de extinción, como la ilama

Pero esos deseos no los pudo cumplir el profesor Ballesteros. Este martes 16 de marzo, el destino le produjo una mala jugada: en su apartamento de la ciudad de Altamirano, Estado de Guerrero (México), un infarto  acabó con su vida, según reporte de la familia.

La noticia causó consternación entre quienes lo conocieron en este departamento donde vivió sus primeros años dedicados a la academia en la Universidad de Córdoba, de la que era egresado de la facultad de Ingeniería Agronómica. También desempeñó labores en otras instituciones. Había nacido en Cereté hace 71 años.

Era un ser humano humilde y amable, buen docente e investigador. Tenía ahínco y gran amor por el trabajo que realizaba, enseñando siempre sus investigaciones a las gentes que labran la tierra. Como lo hizo con los campesinos de Tierra Caliente Estado de Guerrero.

‘Nadie es profeta en su tierra’

Pero lo que no pudo hacer a su departamento, se lo regaló a México. Ahí en la ciudad de Altamirano, en el Pacífico, dejó un Museo Arqueológico y un Jardín Botánico. Con ello se aplica el refrán bíblico de que, “nadie es profeta en su tierra”. En el 2004 fue declarado “Emigrante del año”.

Recibió Doctorado en Fisiología de Cultivos en la Universidad Autónoma de Chapingo, México, donde estuvo laborando varios años. Después se trasladó al Instituto Tecnológico Agropecuario de Altamirano, donde era docente de tiempo completo. Estaba a punto de pensionarse para regresar a Colombia.

Ballesteros Patrón decidió exiliarse en los años 90 en México, debido a la violenta arremetida de los grupos paramilitares por esos tiempos en el departamento de Córdoba donde atentaron contra intelectuales, cometieron varias masacres y ocasionaron desplazamiento forzado de campesinos.

Fabio Gómez Ricardo expresó con mucho sentimiento: “se fue Gustavo, el amigo, el alumno, el maestro, el científico, el pensador, el incansable luchador por la vida de los otros, el que también creía que jamás podrían matar la primavera”.

Estaba casado con doña Leda Nova Valverde, de cuya unión hubo cuatro hijos: Camilo Manuel, administrador de empresas; Nayarit, médica veterinaria, trabaja en la Universidad Autónoma de México; Patricia Valentina, médica y Sandra Gaitana, abogada.

Las cenizas de Ballesteros Patrón serán trasladadas a su tierra natal una vez se lleven a cabo todos los trámites correspondientes en el país azteca.