“Me estoy recuperando; es cierto que esto es una gripa, pero es una gripa mortal. Para combatir al virus nos toca seguir encerrados, nos guste o no y así se abra el comercio no se puede bajar la guardia. Esto es grande y real, no es relajo”.
Al cierre de esta nota la pandemia del coronavirus había matado al menos a 9 mil personas en la ciudad de Nueva York.
Por: Oswaldo Marchena Mendoza.
@marchenojob
Hace 25 años Lina María Parra partió de Montelíbano Córdoba hacia los Estado Unidos en la búsqueda del “sueño americano”. “la idea era trabajar, ahorrar y regresar a estudiar una carrera en Colombia, “pero después de muchas angustias se me abrieron las puertas del mundo laboral y entonces decidí quedarme”, señala.
Después de 4 años de permanecer con familiares decidió independizarse y se mudó a Nueva Jersey, y luego a Nueva York, donde comenzó de cero. Relata que fue muy difícil salir adelante en su condición de inmigrante, pero advierte que para lograrlo se necesita tener decisiones, ser diferentes, con la firme intención de hacer el cambio. “Por ejemplo yo puedo hablar, leer y escribir ingles a la perfección y nunca fui a la escuela”, añade.
Señala que realmente nunca pudo estudiar, pero que gracias a los trabajos que tuvo, logró llegar a la famosa calle de los diamantes en Manhattan donde se logró vincular a una tienda para trabajar en ventas.
Después de escalar posiciones, hoy, Lina es propietaria de una joyería que está ubicada nada más y nada menos en la llamada calle de Colombia en Queens “Es un orgullo haber llegado a esta posición después de haber dormido en la calle, tras soportar humillaciones y malos tratos”. Sueño cumplido. Aduce.
La lucha contra la COVID-19.
Lina asegura que cuando se comenzó a hablar del coronavirus en Nueva York y a pesar que la mayoría de la gente no le prestaba atención al tema, ella, que ha sido una mujer disciplinada y precavida en la vida, comenzó a tomar precauciones. “Me preparé comprando alimentos, llenando la nevera, adquiriendo muchas cosas de uso personal, y por ello cuando el Gobierno comenzó a cerrar las escuelas desde el 13 de marzo y aplicar restricciones, yo ya estaba preparada”, afirma.
Mandé a la casa a mis tres empleados de la joyería, empecé a aplicar un horario más suave y por eso cuando ya dieron la orden de cerrar los negocios, yo ya estaba preparada para la contingencia. La orden de cerrar era a partir del día 22, pero yo ya desde el 21 cerré mi tienda.
Ya en la casa, -señala- (yo soy rigurosa con la limpieza), “comencé a limpiar y a desinfectar. Después de dos días haciendo aseo y organizando, amanecí con mucha toz, algo de fiebre y dolor en el cuerpo; sin embargo no le presté atención, porque el contacto con los clientes en la joyería está protegido con cristales. No dejaba de preocuparme algo el hecho que salía a hacer compras y tenía contacto con otras personas”, subraya.
“Aparecieron dolores de cabeza y de cintura (pensé que era por los esfuerzos de los dos días de limpieza). Pero los dolores fueron aumentando severamente. En la noche el dolor se tornó insoportable, no podía sentarme, no me aguantaba acostada. Me tiraba al suelo. Era un dolor como si me estuvieran descuartizando”.
“Nunca me hice la prueba, pero tengo contactos con amigos y gente que son médicos y realmente el virus contagia a casi todo el mundo, lo que pasa es que pega de diferentes formas. Cuando se engendra en el cuerpo ocasiona grandes daños y para evitarlo tiene mucho que ver el sistema inmunológico de las personas y la salud de las mismas y sobre todo al estado emocional. Todos los síntomas indicaban que estaba contagiada, pero ir a un hospital, además de costoso, era muy peligroso por la cantidad de pacientes amontonados en las salas de urgencias”, aduce.
Acerca del estado emocional, afirma: “Yo he sido una mujer muy guerrera, siempre estoy preparada para recibir golpes y salir adelante, sin importar el dolor. En esta oportunidad, al verme con tanto dolor, (yo soy deportista, patino y monto bicicleta), incrementé la costumbre de tomar agua caliente, y además también mucha agua al clima, con limón y cuidados en casa”.
Con el pasar de los días- agrega, “seguía con los dolores, fiebre interna, un dolor de cabeza no tan intenso, muy interno que no me dejaba descansar. Acudí al acetaminofen, y sentía algo de alivio. Fueron 7 días tirada en una cama, de donde medio me levantaba, y eso sí, siempre tratando de comer muy bien, sobre todo caldos y muchas cosas calientes.
“Créame papacito que esto es lo más horrible, yo sentía que me estaban descuartizando, que me desgarraban toda la columna”. Se me fueron pasando los dolores, y entonces comencé a sentir mucho cosquilleo en las piernas (me provocaba arrancármelas), de la cintura hacia abajo, y en los brazos”. Asegura.
Sostiene que afortunadamente muchos masajes con cremas calientes le ayudaron a mitigar el dolor en piernas y brazos. Un asunto para destacar es que Lina cuenta que perdió totalmente el sentido del olfato, “llevo 20 días encerrada en esta casa y no siente el olor de los perfumes del alcohol y de las comidas”.
“Me estoy recuperando, y es cierto que esto es una gripa, pero es una gripa mortal. Para combatir al virus nos toca seguir encerrados, nos guste o no y así se abra el comercio no se puede bajar la guardia. Esto es grande y real, no es relajo”, subraya.
Algunos de sus clientes han muerto en la batalla contra el coronavirus. Ella está de pie, y quiere que su historia sirva para sensibilizar a las personas, a quienes les aconseja que se queden en casa.