En el solo sector de Sarandelo en el bajo Sinú, el dato de las pérdidas es abrumador. Se habla de unas 100 hectáreas de cosechas que quedaron bajo las aguas, y que en su desenfrenada fuerza natural arrastraron inversiones, horas de trabajo, sueños y las esperanzas de pequeños cultivadores.
Por: Oswaldo Marchena Mendoza.
@marchenojob
El bajo Sinú es un teatro de desolación, abandono y pobreza. El drama de la tragedia por las inundaciones es de dimensiones apocalípticas, mientras que la orfandad en que el Estado ha condenado a sus habitantes es aberrante. Estuve caminando por esa zona entre cultivos podridos, y me topé con el hambre y la desesperación de mujeres campesinas que claman ayudas que nunca llegan. Todo un paisaje desgarrador.
En medio de la adversidad, en la verdea de Sarandelo, corregimiento de Mata de Caña, municipio de Lorica hay labriegos que madrugan a enfrentar la creciente del río para seguir construyendo soluciones en los puntos críticos que amenazan con abrir nuevas bocas y volver a sepultar a la población bajo las aguas del río Sinú, como ya ocurrió el pasado 22 de agosto. Etilier Doria, es uno de los líderes de la región que convoca a sus coterráneos para unir esfuerzos y hacerle frente a la emergencia.
Con su conocimiento acerca del comportamiento del río, procura adelantársele a la naturaleza y a liderar con otras personas las acciones que se necesitan en los puntos que amenazan con volver a escribir la tragedia.
En solo este sector del bajo Sinú el dato de las pérdidas es abrumador. Se habla de unas 100 hectáreas de cosechas que quedaron bajo las aguas, y que en su desenfrenada fuerza natural arrastraron inversiones, horas de trabajo, sueños y las esperanzas de pequeños cultivadores. Según los campesinos de Sarandelo, mal contadas se perdieron 30 hectáreas de piña, 30 de plátano, 30 de maíz, y 40 de yuca.
El pequeño agricultor, Antonio Espitia Ramos, perdió el cultivo de tres hectáreas de piña. Tenía programado recoger de la cosecha unas 50 mil piñas este año. Prestó dinero para adecuar la tierra y adquirir los insumos. Le pregunté por ayudas y su respuesta fue contundente ¡promesas!, como dice la canción ¡solo promesas!
Sin Festival y sin energía eléctrica.
Dos pandemias tienen a Sarandelo sin el tradicional “festival de la piña” que todos los años durante el mes de marzo se realiza en la vereda. El año pasado no se llevó a cabo por la pandemia del COVID-19, y para el próximo mes de mazo es posible que no se realice porque todos los cultivos de piña se perdieron, por culpa de la otra pandemia (la de las inundaciones).
Cómo si las tragedias tuvieran la costumbre de juntarse, en la vereda Sarandelo desde que se abrió la boca que inundó al pueblo 14 familias y la Institución Educativa permanecen sin energía eléctrica porque la arremetida del río derribó un poste de la infraestructura de energía. Afinia y la Alcaldía de Lorica conocen la situación pero no ha habido el menor asomo institucional para tratar de resolver el problema.
En la Institución Educativa de Sarandelo el concepto de Clases Presenciales es algo que no se observa en el horizonte. Imposible meter a los niños en unos salones de clases sin ventiladores por la falta de energía.
Gobierno municipal indolente.
Duele ver a toda una población arruinada y cercada por la aguas. Sin embargo, lo más aberrante es la desidia y la indolencia del alcalde de Lorica, Jorge Negrete López con todas estas comunidades afectadas en el bajo Sinú. Un ejemplo claro de la orfandad del gobierno de Lorica con estas personas, es el caso de los propietarios de dos casas que tuvieron que ser demolidas por la maquinaria que ayudó en los trabajos de la contención de la boca. No saben si la Alcaldía les recuperará sus viviendas en otro sitio. Hasta el momento no hay un mensaje sobre el tema por parte del alcalde, quien parece que viviera en un mundo esotérico.
Lo que no hicieron el verano pasado.
Las redes sociales son algo así como una notaría pública de la historia. En Facebook hay una serie de publicaciones que advirtieron con tiempo a las autoridades municipales de Lorica, sobre la posibilidad que el río Sinú abriera una boca en un punto crítico de la población de Sarandelo (lugar por donde entró el agua). Inclusive hay registros de una visita de funcionarios de la Alcaldía de Lorica al sitio, y sin embargo no se adelantaron acciones y obras de prevención.
Inclusive en el mismo punto por donde se abrió la boca, un contratista de la Alcaldía de Lorica adelantó unos trabajos que poco o nada sirvieron para evitar la tragedia, debido a la precariedad de los mismos. En el pueblo se preguntan ¿Cuánto pagó el gobierno de Lorica por esos trabajos?
Hambre y miseria.
Saliendo de Sarandelo hacia Lorica, a unos 5 kilómetros se encuentra a mano derecha la entrada a Los Monos, zona rural del municipio de Lorica. En la vereda Sitio Nuevo de ese corregimiento, más de 50 familias se encuentran inundadas desde hace más de un mes. Iris Llorente Doria, habitante de la zona que está bajo las aguas, me dijo que estaban pasando hambre, y que viven asustadas por la presencia de culebras.
Iris es madre soltera y mientras la entrevisté, apretó contra su pecho a su hija Natalia. La miseria y el hambre se pasean por las viviendas inundadas. Niños sin niñez, adultos mayores con sus miradas inundadas de zozobra y desesperanza. Algunas casas se están cayendo a pedazos por la humedad. Esta situación también la conoce la Alcaldía de Lorica y las ayudas que ha llevado se puede decir que son anecdóticas (juguetes y muñecas) en una vereda que está siendo devorada por el olvido.
Nota: las voces y videos de estas entrevistas las pueden consultar en mis redes sociales de twitter, y Facebook.