*Marta Saenz Correa

Todos conocemos a alguien en nuestro grupo de amigos o familiares que siempre está de mal humor, y que por lo general vive en un continuo pesimismo que no solo afecta sus propias vidas, sino que también influye en las de los demás. En el fondo, estas personas están insatisfechas, son víctimas de sí mismas y se pasan la vida sufriendo por su desencanto con la realidad que experimentan. 

Un tipo de persona así es muy común en nuestra sociedad. No posee una seguridad auténtica que le de confianza plena, y le permita ser audaz y hacer cosas distintas en la vida, se conforma con su normalidad. Es fácil para estos individuos encontrar lo malo a cada cosa que se les ponga en frente, sean situaciones, personas, u oportunidades; ellos ya aprendieron a ser pesimistas y seguirán toda su vida quejándose de qué la suerte no los acompaña. Son cobardes, no pueden evitarlo, andan lamentándose por lo hecho en el pasado, y viven preocupados por el futuro que vendrá. Suelen tener un pésimo concepto de sí mismos y baja autoestima. Son personas enfermas del alma, verdaderos destructores de nuestra salud y paz interior, que distorsionan nuestra capacidad emocional y sensibilidad.

Las lecturas de crecimiento personal nos aconsejan alejarnos de la gente negativa, porque estas tienen el don de transferirnos rápidamente su negatividad y envolvernos en un mundo que frena nuestro propio crecimiento. Al momento de acercarte a una persona que ya reconoces como negativa, es importante determinar si estas en la capacidad de soportar los misiles de negatividad que vas a recibir. A veces nuestra madurez espiritual o carácter hace que seamos menos tolerantes al sentir de otras personas, por lo que en esos casos lo mejor es alejarnos, hasta que lleguemos a un nivel de madurez en el que todo lo que venga de esa persona no nos afecte.

Les comparto apartes del libro “Las reglas espirituales de las relaciones” de Yehuda Berg, quien afirma: dejar ir a las personas negativas no significa que las odia, solo quiere decir que te amas a ti mismo. La vida es muy corta para gastarla combatiendo la energía negativa de otras personas. Date a ti mismo permiso para alejarte inmediatamente de cualquiera que te esté lastimando. Hay personas que nos contagian de malestar o negativismo o que incluso nos drenan la energía y hay que estar alertas para alejarnos de ellos por más que las queramos.

Por lo cual, evitar a las personas negativas parece la solución más conveniente, aunque no siempre es la más fácil. Lo mejor es no intimar con estas personas y guardar cierta distancia, sin mostrarte arrogante.

PARA DESTACAR:

“Las personas que tienen la mala costumbre de concentrarse en lo más negativo más que en lo positivo terminan por ignorar lo bueno”. Walter Riso.