Por: Jorge  Enrique Diaz  Varela 

En las últimas semanas Colombia se ha visto abrumada por noticias sobre la corrupción en muchos sectores, el alto gobierno, gobernaciones, alcaldías pero lo más grave de estos escándalos es la corrupción en la Justicia, y no es solo la de las altas cortes sino desde el juzgado promiscuo municipal que es por donde se permea y permite que la política en una nefasta simbiosis maneja la norma para lograr “torcerle la cola a la marrana” en favor de algunos “privilegiados” haciendo que la justicia en Colombia siga siendo para los de ruana.

De ahora en adelante solo se hablará de los sobornados a los magistrados, del tráfico de influencias de algunos familiares de dichos magistrados, de los sobornos de empresas multinacionales ese será el caballito de batalla de los 26 candidatos impolutos a la presidencia que hoy por hoy se pelean las firmas de los ciudadanos, porque ya no creen en los partidos, partidos que son de manera directa culpables del deterioro ético de la justicia y el estado en general y, es que hasta la cínica frase de Turbay Ayala “reducir la corrupción a sus justas proporciones” ha quedado, superada con creces por la desfachatez de la clase política y judicial de nuestro país, clases corruptas y que dan mal ejemplo a las generaciones futuras.

Colombia en muy pocas veces se ha visto tan preocupada por lo sucedido en las altas cortes y en sectores tan importantes como la fiscalía, la ANI y otras entidades del alto gobierno.

Y es que los colombianos no salimos del asombro al ver la crema y nata de la justicia del país envuelta en tan graves acontecimientos, que ya llevaron a la cárcel al exmagistrado y expresidente de la Corte el abogado Francisco Javier Ricaurte, que para los entendidos no es más que la punta del iceberg de la cadena delictiva de la justicia en el país.

Pero claro todos nos hemos detenido en este alto nivel, pero hay que seguir indagando hacia abajo porque hoy por hoy en el país hay gran cantidad de ciudadanos sancionados tanto penal como disciplinariamente por la mala interpretación o el no “pago” de coimas a fiscales y jueces, que antes de imputar cargos en cualquier caso ya han juzgado, de tal manera que el imputado es culpable a priori y solo se librara y vencerá al estado representados por estos funcionarios si y solo si “llegan a un arreglo” amigable entre el defensor y el fiscal, juego en el que está en muchas ocasiones incluido el juez.

Pero regresemos a lo que en los corrillos se ha denominado la “politización de la justicia” y entonces nos encontramos que el virus de la corrupción empezó a crecer en la medida que los magistrados, jueces y conjueces tenían respaldo de congresistas y otros políticos, respaldo no solo de poder sino también económico, así la justicia dejo de lado su ética y se hizo más ciega de lo normal, claro está ciega al aplicar la ley a los de ruana, pero a los grandes políticos y congresistas le “engavetaban” los procesos y así evitaban ir a la cárcel y pagar por sus delitos.

Una cosa en definitiva es clara y es que la justicia colombiana está en crisis, desde los estamentos de menor rango hasta los altos tribunales, lo que más impresiona es que la justicia y sus altos tribunales eran de las entidades con más prestigio en el país, hoy por culpa de su manejo electorero y político esta estigmatizada y con el más bajo índice de aceptación entre los colombianos.

Algo es muy claro en esta situación y está basada en el sistema de elección de los altos funcionarios de la Justicia, una elección respaldada por senadores, partidos políticos y hasta por el procurador general de la nación, lo que está dando pie a una corrupción sin precedentes.

Jueces y fiscales de altos cargos son señalados de favorecer a políticos corruptos y grandes empresarios del país en algunos fallos judiciales, en detrimento de la ética propia de los jueces del país.

Hoy nos encontramos con un ex magistrado y expresidente de la Corte Suprema de Justicia fue imputado y puesto preso por delitos relacionados con actos de corrupción, además en la actualidad se le está pidiendo la renuncia del magistrado Gustavo Malo de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) por actos de soborno y tráfico de influencias, por otra parte el ex fiscal anticorrupción del país, Gustavo Moreno, está actualmente encarcelado con orden de extradición a los EE.UU., esos son unos de los ejemplos de cómo se encuentra la Justicia en Colombia y su corrupción.

Es claro que el 2017 quedara en la historia como el año de la corrupción, como el año en que la justicia se derrumbó por culpa de la politización de los jueces, fiscales y magistrados, es hora que las facultades de las universidades vuelvan por los caminos de la ética y los profesionales vuelvan a los principios filosóficos de la profesión y vuelvan a la cordura honorable y honesta como lo era el valor de la palabra de nuestros mayores.