Cuando las cosas no salen de la manera que esperamos, caemos en el desánimo. Todos sin excepción, nos desanimamos cuando tenemos un plan y fracasa, expectativas sobre alguien o algo que no se hacen realidad, o una meta inalcanzable. Además, nos sentimos defraudados, confundidos y decepcionados con nosotros mismos, cayendo en una fase depresiva que a veces nos negamos a aceptar y pelear en su contra. Para vencer esta situación tenemos que aceptar la realidad del desánimo.
El desánimo se define como la falta de ánimo, fuerza o energía para hacer, resolver o emprender algo. Según el diccionario es un problema universal, repetitivo y contagioso. Universal porque todos nos vemos afectados por estados de desánimos sin distinción de edad, nivel socioeconómico, sexo o escolaridad. El desánimo es como un remolino que nos quiere hundir, que se muestra en nosotros a través de desinterés, tristeza, disminución de la autoestima y afecta nuestra salud, ya sea a través de la pérdida del apetito, disminución del peso, alteración del sueño, u otros síntomas que nos hacen enfermar.
Caemos en él por qué nos ocurre algo perjudicial o estresante. Sin embargo, hay otros factores que pueden contribuir a aumentar el sufrimiento: nuestros pensamientos, nuestro comportamiento o las actividades que llevamos a diariamente a cabo. Las personas tenemos la capacidad de manejar o cambiar estos factores de manera que no nos dañen o nos afecten menos, y debemos aprender a utilizarla.
Uno de los factores que juega un papel fundamental en el bajo estado de ánimo, son los pensamientos. Los pensamientos son cosas que nos decimos a nosotros mismos, que pueden ayudarnos o dañarnos, e incluso pueden afectar biológicamente nuestro cuerpo. Afectan lo que hacemos y la manera cómo nos comportamos y reaccionamos ante situaciones, por lo que si los identificamos y cambiamos podremos usarlos para mejorar nuestro estado de ánimo.
Hay días en que nos levantamos sin fuerzas ni ánimos para hacer frente a la jornada. No lo permitas. Siempre ten presente las siguientes recomendaciones: 1) Aceptar y asumir para vencer, esto es reconocer que no estás bien, que hay un problema que te entristece; toma conciencia que no puedes dejarte atrapar por los pensamientos negativos. 2) Es el momento de buscar nuevas ilusiones, de emprender nuevos proyectos; cualquier cambio que hagas hoy, será un puente para la felicidad de mañana. 3) Es importante dejar ir, esto es asumir que hay que dejar a un lado el pasado para construir un mejor futuro. 4) Para finalizar, renovarse, quererse a uno mismo es la prioridad. Todo esfuerzo por vencer la desesperanza nos liberara sin duda de caer en la tristeza.
PARA DESTACAR:
Nunca dejes de sonreír, aunque estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa.