Las partículas de materia microscópicas, gran parte provenientes del tráfico, se conocen como PM2,5. Son tan pequeñas que pueden llegar directamente a los pulmones y al torrente sanguíneo, causando problemas cardíacos y respiratorios.

Pero los científicos temen otro efecto. Según las investigaciones más recientes, estas partículas diminutas también podrían llegar directamente hasta el cerebro a través de los nervios nasales. La Organización Mundial de la Salud considera a la polución del aire una de las amenazas más dañinas para la salud. Y lo alarmante es que la mayoría de las ciudades superan el límite recomendado por esta organización de calidad del aire.

La OMS recomienda que la concentración de materia particulada fina no pase de 10 microgramos por metro cúbico de aire como media anual.

Con textos de: grandesmedios.com