Por: Miguel Gonzalez Sanchez.

Tw: MigueGonzalez28.

En días anteriores a escribir esta columna de opinión, veía un programa en National Geographic, que hablaba acerca de los camaleones. En medio de la narración hecha por el presentador del programa, y los hermosos colores de ese exótico animal, hubo algo que me dejó encantado, su habilidad de cambiar de color según las circunstancias: peligro, conquista e incluso descanso para pasar desapercibido y no ser molestado o puesto en peligro por otros animales. A medida que el presentador decía las cualidades del camaleón, continuaba mi impresión por sus habilidades.

A pesar de lo interesante del programa, me tomé un tiempo para revisar Twitter, una red social que recibe todo tipo de opiniones, pero que además sirve en muchas ocaciones para refrescar memoria. Mientras revisaba cada uno de los trinos que iban apareciendo en mi timeline, quedé bastante sorprendido con algunas de esas opiniones, pues muchos funcionarios públicos que hace un año defendían a capa y espada al presidente Santos, hoy se desahogaban diciendo todo tipo de improperios en su contra, a su vez, esos mismos que, cuando era el momento idóneo para criticar el proceso de Paz decidieron callarse y lo avalaron con todas las concesiones que se le dieron a las FARC en la Habana, hoy se alargaban en críticas a todo lo que fue el proceso de PAZ.

Ese instante en el que escuchaba al conductor del programa y veía las opiniones, pensé que si bien es cierto que los comlombianos somos camaleonicos, los funcionarios del Estado se la llevan toda, ¡Mis respetos! senadores, representantes, concejales, defensores del pueblo, etcétera. Me resultaba evidente que esa frase que decía el presentador, “El camaleón tiene la habilidad de cambiar de color según las circunstancias”, caía como anillo al dedo a lo que pasa en el país, lastimosamente aunque duela aceptarlo todos tenemos un camaleón adentro, que de acuerdo a las circunstancias o situaciones, favorables o aun más, desfavorables, cambiamos de opinión de acuerdo a lo que nos convenga o no. Y puede que sea válido, porque al final todos tenemos el derecho de opinar como nos parezca, sin embargo existen dos palabras con un gran significado que deberíamos tener más en cuenta y aplicar aun más en nuestro día a día: coherencia y consecuencia.

Ahora, lo preocupante de esto es que funcionarios del Estado quienes “supuestamente” deben garantizar nuestros derechos y velar para que los mismos sean disfrutados, mantengan una opinión menos que una lluvia de verano, pues de acuerdo a la coyuntura y situación política del momento encaminan su “sentir”. El caso puntual es el apoyo al proceso de PAZ; tristemente el gobierno dio mas de lo que debía dar, por no decir que lo dio todo, pero muchos de los funcionarios del Estado que hoy se golpean el pecho criticando el proceso de PAZ cuando tuvieron la oportunidad de oponerse a las concesiones otorgadas a las FARC decidieron callar y ser cómplices, tal vez porque en su momento, como el camaleón, de acuerdo a las circunstancias, les convenía cambiar al color blanco.