En los momentos difíciles enfrentados por Carmen, en lo físico y espiritual, cuando desfallecía tras el azote de la enfermedad, asegura que sólo Dios, fue y sigue siendo su fortaleza y apoyo.
En Rabolargo, corregimiento de Cereté, hay una mujer que a simple vista solo exhibe una gran vocación de servicio; pero al comenzar una conversación con ella, una mezcla de tristeza y alegría se apodera de su interlocutor. Las palabras de Carmen Alicia Espitia Petro, constituyen un mensaje de esperanza para aquellas personas que padecen enfermedades.
Es una líder comunal por vocación, es un ejemplo de vida y superación, sobreviviente de un cáncer, motivo por el cual, ha tenido que someterse a muchísimas quimios y radio terapias; sin embargo, su voluntad es de hierro e inquebrantable.
Le ganó la guerra a la enfermedad (al cáncer). Según especialistas consultados, los efectos secundarios causados por el tratamiento contra el cáncer son devastadores y desagradables. Fueron largos días conviviendo con fatigas, náuseas, vómitos y caída del cabello, y aún así, nunca se le desdibujó su sonrisa y el deseo de servir.
“Vivo de milagro, me diagnosticaron cáncer de mamas, lo enfrenté con fuerza y quedé de pie” sostiene Carmen Alicia.
“Dios, fue mi única fortaleza”
En los momentos difíciles enfrentados por Carmen, en lo físico y espiritual, cuando desfallecía tras el azote de la enfermedad, asegura que sólo Dios, fue y sigue siendo su fortaleza y apoyo. “Con este enfermedad que me afligió y en ocasiones me hizo llorar al sentirme impotente, únicamente el Creador (Dios), me ha dado su respaldo; si no fuese así, hace rato me hubiese rendido” explicó con lagrimas en los ojos, Carmen Alicia.
Por ser sobreviviente del cáncer, se convirtió en su corregimiento en un en un símbolo de lucha y respeto, y como si fuera poco, socorre a personas necesitadas sin ayuda de políticos, solo gestionando ante las comunidades y uno que otro comerciante.
“Soy enfermera de profesión y me gusta ayudar a la gente, quiero ser útil, no importante, y en esta labor desinteresada completé casi 20 años”, aseveró. “Aquí le damos la mano amiga, al desplazado, a las víctimas por la violencia y también a enfermos; pues no miramos raza, estrato socio-económico, ni tampoco religión, lo importantes es auxiliarlo” indicó la dama de hierro como le dicen en Rabolargo.