Por: Javier De La Hoz 

Twitter: @javierdelahoz20

La  humanidad atraviesa la más dura prueba de la era contemporánea, tenemos un enemigo invisible, contra el no podemos usar ninguna de las armas que el ser humano, entre un deseo inexorable de defensa, guerras, liderazgos y hasta política creó a lo largo de su existencia y en las que gastó cifras incalculables. Opuesto a todo lo que conocemos, las armas para combatir ese enemigo que tiene contra las cuerdas a la humanidad son tan sencillas y aparentemente carentes de una tasación,  el aislamiento y el lavado de manos… Sencillas para algunos pero increíblemente, inalcanzables para otros.

La Organización Mundial de la Salud –OMS- emitió recomendaciones para protegernos y evitar la propagación del temido y desconocido COVID-19 o nuevo coronavirus, el listado está encabezado por una correcta higiene a fondo con agua y jabón,   esta simple acción, inactiva físicamente el virus, le hace perder la capa externa y muere, una acción que merece aplausos por parte de la ciencia, es fascinante como unos cuantos segundos bajo el preciado liquido, salvan tu vida.

En el año 2018 se elaboró un documento denominado plan director de agua potable y saneamiento básico, en éste se plantea la visión estratégica del sector 2018-2030, el mismo fue dirigido por el viceministro de agua y saneamiento básico. Éste documento contiene una afirmación que causa escalofríos y cito literalmente: “En la actualidad no existe una política pública sectorial explícita en la que se defina una visión de Estado para el sector de agua potable y saneamiento básico en el largo plazo…” Tengamos presente que fue elaborado en el año 2018.

Según el mismo documento, de los 1102 municipios que tiene el país sólo en 529, los ciudadanos reciben el agua sin riesgo. Esto se traduce en que aproximadamente 3.8 millones de compatriotas reciben agua NO potable, si a esto se le suman los que no tienen conexión al servicio en zonas urbanas y rurales, arroja una cifra triste y perturbadora.

Según el mismo documento, entre la ciudades capitales, la continuidad en la prestación del servicio es de 18 horas al día en la zona urbana, en Ríohacha, Santa Marta, Buenaventura, Quibdó, Mocoa, San Andrés y Leticia la prestación no es satisfactoria, se presta entre 10,1  y 18 horas al día, juzguen ustedes. Ahora bien, si esto sucede en ciudades capitales, se podrán imaginar el diario vivir en los municipios apartados del país donde literalmente se esfumaron las inversiones que pretendían garantizar el acceso al agua potable, como por ejemplo, los más de 40 mil millones que se gastaron en el acueducto costanero en el departamento de Córdoba, donde el agua aún no llega para desgracia de los habitantes de esa región.

Paradójicamente, el pasado 22 de marzo se celebró el día mundial del agua, fecha que se origina en el marco de la conferencia sobre el medio ambiente y desarrollo de las Naciones Unidas, celebrada en Río de Janeiro en 1992, es decir, hace 28 años venimos celebrando el día del agua pero a la fecha la mitad de los municipios del país, en ellos nuestros niños, nuestros abuelos, ninguno tiene acceso al agua potable.

Cómo pretendemos controlar el virus si tantas personas no cuentan con este recurso… Difícil realidad.

Veo muchos mandatarios locales, preocupados por figurar en redes sociales en medio de la crisis, ¿Por que no hacen uso de las herramientas que el gobierno central les otorga a través de la declaratoria de estado de emergencia?

 

El anterior interrogante, me conduce a evidenciar el terrible daño que causaron aquellos delincuentes que se robaron los recursos de la salud y agua potable, quienes ahora pretenden posar de referentes sociales, y todos los grupos, políticos y no políticos, prefirieron callar… Un llamado a ellos en este momento… Es buen momento para arrepentirse.